La diseñadora Joana Borràs: «Hallar una foto del dimoni de los Cossiers de Alaró de hace 150 años es como descubrir un tesoro»

Joana Borràs Riera estudió diseño de moda en la escuela de Palma, en Barcelona y Southampton. Nacida en Alaró, siempre ha sentido pasión por la moda y por la historia del vestido. El 10 de agosto presenta el libro Les vestes dels Cossiers d’Alaró. Estudi de la seva indumentària a partir d’una fotografia de fa cent cinquanta anys. Un trabajo que comenzó a raíz de una baja laboral y que recorre la memoria gráfica de los danzarines alaroners, aporta documentación sobre sus actuaciones en el siglo XIX y XX y, finalmente, rebusca en los orígenes de su vestimenta. El volumen ha sido editado por la Associació Cultural Al Rum con el apoyo del ayuntamiento de Alaró.

¿Cómo se interesa por el estudio de la vestimenta de los Cossiers?

Durante una larga convalecencia, empecé a interesarme por la evolución del vestido en Mallorca. Mientras buscaba imágenes antiguas, me encontré con Rafel Pons, de Santa Maria, propietario de un álbum de fotografías de Jules Virenque. Él me mostró y puso generosamente a mi disposición una del dimoni de los Cossiers d’Alaró. La confirmación de su origen fue fácil porque tiene la misma postura, cara y vestido que el del grabado del grupo alaroner que el Arxiduc publicó en el Die Balearen.

¿Cómo ha conseguido datar la imagen del ‘Dimoni’?

Luis Salvador llega a Balears en 1867 y el tomo del Die Balearen en el que se reproduce la escena de los Cossiers d’Alaró se publica en Praga en 1870. Entre estas dos fechas tuvo que tomarse la fotografía. Tener una imagen de un alaroner de hace siglo y medio ya supone un hito. Si además se relaciona con una de las tradiciones más arraigadas del pueblo, hallar una foto del dimoni es como descubrir un tesoro.

¿Existen fotografías de los Cossiers y la dama?

Al menos existieron. Por lógica, si se fotografió al dimoni para elaborar el grabado, hay que suponer que con los Cossiers y la dama se siguió el mismo proceso. Sería imposible dibujarlos con tanto detalle a partir de una actuación en directo. He buscado de forma infructuosa en los archivos que guardan imágenes de Virenque, tanto en Mallorca como en Praga, donde se elaboraban los grabados. Ojalá no se hayan perdido para siempre y en el futuro se pueda completar este trabajo.

¿Los Cossiers de Alaró han sufrido vaivenes a lo largo de los tiempos?

Sí. Además de la búsqueda de imágenes, he documentado numerosas referencias en la prensa y otras publicaciones desde mediados del siglo XIX hasta los años cuarenta del siglo XX. Se encuentran algunas referencias a años que no bailaron, muy pocos y entre muestras de indignación de los vecinos. Baltasar Samper, en sus Missions del Cançoner Popular de Catalunya, ya advierte de que en torno a 1927 atraviesan una crisis. Finalmente, en 1943 se documenta el último baile de la época anterior a los actuales. Fue en un espectáculo folclórico en el Coliseo Balear.

Medio siglo de ausencia hasta llegar a hoy…

Francesc Vallcaneras fue una figura clave para recuperarlos en 1992. Pronunció un pregón explicando su importancia, publicó un libro esencial y dirigió los ensayos. También son fundamentales los primeros Cossiers de la nueva etapa, que trabajaron a fondo tanto en el vestuario como en el aprendizaje de los pasos. Sin su esfuerzo y entusiasmo, los Cossiers de Alaró continuarían siendo algo del pasado.

¿Los de Alaró eran muy populares en toda la isla?

Los estudiaban desde el Arxiduc hasta musicólogos como Antoni Noguera. Además, eran invitados continuamente a participar en festejos populares o patronales de los pueblos mallorquines y de Palma. El libro documenta numerosas actuaciones fuera de Alaró.

¿Alguna actuación ha llamado su atención de forma especial?

En 1908 bailaron para un grupo de excursionistas de La Almudaina –periódico del que nace Diario de Mallorca– que subieron al Castell d’Alaró. Tuvieron tanto éxito, que un año después, el diario los invitó a una visita organizada a la Exposición Regional de Valencia. Viajaron a bordo del Miramar y, según las crónicas, actuaron ante unas diez mil personas.

Dedica un largo capítulo a explicar el origen de la vestimenta.

Por mi formación, era un capítulo que no podía dejar al margen. La indumentaria de los Cossiers de Alaró es particular, semejante a la de otras poblaciones de la isla, pero con elementos particulares que los hacen únicos: la dama vestida en tul, la forma de los tocados, sus coloridas casacas... Analizar su vestimenta da algunas pistas sobre su origen y los cambios sufridos por este grupo con el paso de los siglos.

¿Los Cossiers no vestían ‘raro’ con falda, medias y encajes?

No. Son tan antiguos que para encontrar el origen del vestuario hay que remontarse al siglo XVI o XVII. Las faldas, las medias, los encajes y las cintas formaban parte de las prendas habituales masculinas de la época. Eso sí, no hablamos de la ropa de los pobres o de los payeses, era la vestimenta propia de la clase alta. El libro documenta esta tesis con numerosos grabados antiguos.

¿Qué queda de los vestidos de la anterior etapa?

La familia Sampol de Son Curt tiene un sombrero de los que se elaboraron con motivo de una visita a Mallorca de Alfonso XII. Hasta los años setenta del siglo pasado se conservaban los vestidos que se renovaron en 1901 con motivo de la inauguración en Alaró de la primera fábrica de electricidad de Mallorca. En torno a 1970 se hizo un primer intento fallido de recuperarlos. Entonces, alguien tomó los vestidos y desde este año se desconoce su paradero.

¿Qué siente una alaronera cuando contempla los bailes de los Cossiers?

Con este estudio, recobran un sentido de lo que en su día fueron y representaron en Mallorca los Cossiers de Alaró. Es muy personal, pero los acordes del flabiol y el tamborino me transportan a 1800, cuando un alaroner con peluca y medias, los describe como parte fundamental de la fiesta, no hay fiesta sin Cossiers. Alguien ya los observaba como nosotros ahora hace siglos. Tras el estudio de los documentos, al verlos danzar tienes la certeza de que estás delante de un fragmento de historia viva. Representan un sentimiento antiquísimo de los alaroners. Son un patrimonio que llega y llena nuestro espíritu.

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