Lletra menuda

Festival de reguetón de Can Picafort: Monjo marca el ritmo a los hoteleros

Llorenç Riera

Llorenç Riera

La renovación del cargo no ha supuesto una merma de facultades para el alcalde de Santa Margalida. Tratándose de Joan Monjo, mejor decir que mantiene su contundente carácter y que los retos y afrentas, con causa o sin ella, siguen siendo su hábitat natural.

Es muy probable que «el mayor festival de reguetón de Europa» previsto para mediados de julio, con 15.000 forofos de por medio meneando su esqueleto, cause más trastornos y estruendo del deseable. La inquietud está justificada. A tres semanas vista, lo que ya podemos dar por seguro es que Joan Monjo se desvela como un excelente telonero del macrofestival de la masificación picafortera. Impone su música y su ritmo a los hoteleros del todo seguro, lo cual, en esta tierra, tiene su mérito.

Los empresarios turísticos reivindican la desconvocatoria del festival de reguetón preocupados por el ruido que comportará. La respuesta del alcalde es una réplica difícil de desmontar. Recuerda a los hoteleros que se mostraron partidarios del evento en el consejo asesor de Turismo que trató el asunto y frente a la temida expansión de decibelios, les pone sobre la mesa las numerosas denuncias que, según dice, le llegan por ruido ocasionado en los hoteles.

Monjo se dispone a ejecutar una sintonía difícil de armonizar sin efectos estridentes y blindaje contra el incivismo, la de «respetar intereses de residentes y sector turístico». Asegura que lo logrará. La cuestión es que en este asunto no puede actuar como mero artista invitado. Ha asumido, –y gobernar es decidir sin miedo– un reto que le convierte en el mayor actor de cuanto ocurra el 15 y 16 de julio. El éxito o el fracaso, los aplausos o los abucheos, se dirigirán a su persona porque él se ha marcado su propio baile y lo ha impuesto a los hoteleros.

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