Piden colaboración ciudadana para limpiar de grafitis los muros del convento de Santa Magdalena de Palma
La Fundación Forteza-Rey financia parte de la limpieza del exterior de este edificio protegido, invadido por pintadas vandálicas
Busca patrocinadores para continuar con la restauración
Un grupo de profesionales se ha unido para limpiar de pintadas vandálicas los muros del convento de Santa Magdalena, en La Rambla. La iniciativa, liderada por la Fundación Forteza-Rey, cuenta con el asesoramiento de ARCA y del maestro restaurador Pere Terrasa. Pese a que el convento está catalogado como Bien Histórico y cuenta con el máximo grado de protección, los incívicos lo han convertido en un lienzo que han ensuciado en gran parte con todo tipo de grafitis.
La empresa es ambiciosa, y también costosa, por lo que piden colaboración ciudadana. «Siempre exigimos a los políticos que cumplan con sus obligaciones, pero los ciudadanos tampoco podemos cruzarnos de brazos», explica el hotelero Josep Forteza-Rey, impulsor de esta iniciativa.
La Fundación se ha comprometido ante las monjas a hacerse cargo de la gestión y financiación de la limpieza, que en una primera fase se centra en los dieciséis paneles que se levantan a lo largo de la Costa de la Sang, frente a La Misericòrdia. En una segunda fase los trabajos se enfocarán en el muro que corre paralelo a La Rambla.
«Es un proceso lento y complicado porque la pintura penetra en el marés. Los muros están protegidos así que para limpiarla tenemos que ir con mucho cuidado de no causar ningún perjuicio», subraya Forteza-Rey. «Me he implicado porque lo que está sucediendo en el centro de Palma con las pintadas es una salvajada. Más aún en el caso de un convento que tiene más de setecientos años de historia», añade.
Infiltración en la piedra
El restaurador Pere Terrasa supervisa los trabajos para garantizar que la pared no sufre más daños que los causados por los aerosoles, que se han infiltrado en la piedra arenisca.
La Fundación ha contactado con hoteleros y empresarios de Palma para explicarles la iniciativa y pedirles ayuda para financiar la limpieza. Hay interés por patrocinar esta causa, pero también alguna reticencia porque las pintadas vandálicas brotan con rapidez en superficies ya limpias.
«Un viernes tuvimos listo un muro y el domingo ya estaba cubierto de grafitis. Hay que poner algún tipo de vigilancia», señala Forteza-Rey, que agradece a la empresa Hugo Silva su participación en este proyecto a un coste menor de lo habitual.
Para tratar de disuadir a los vándalos, los promotores de esta iniciativa han colgado carteles en la superficie ya limpia en los que se advierte de que el muro está catalogado, al tiempo que se recuerda que según la normativa en vigor «los daños o el deslucimiento» de estos bienes «son sancionables».
Forteza-Rey espera que el discurso de mano dura del nuevo alcalde de Palma, Jaime Martínez, se materialice en una reducción de pintadas que invaden las paredes y fachadas del centro histórico. Asimismo, propone que el Ayuntamiento ofrezca a los grafiteros superficies en un punto determinado de la ciudad para que pinten allí y no lo hagan en las fachadas de los edificios ni en el mobiliario urbano.
Pintadas por doquier
El entorno urbano del convento de Santa Magdalena también está dominado por pintadas vandálicas, como buena parte del centro histórico. De hecho, el hotelero se ha ofrecido a limpiar también la fachada de un particular cuya vivienda está cubierta de grafitis.
El área de Seguridad Ciudadana y Civismo del Ayuntamiento ya está trabajando en una modificación de la normativa que elevará las sanciones máximas —ahora el tope está en tres mil euros— para las pintadas vandálicas. En caso de que se realicen en edificios catalogados y del centro histórico, el Consistorio quiere que respondan penalmente en los tribunales.
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