Los hijos del TIL se examinan de catalán frente a la segregación de PP/Vox

La convocatoria de la Obra Cultural medirá las fuerzas de la reivindicación lingüística

La riada contra el TIL, las camisetas verdes se han oxidado.

La riada contra el TIL, las camisetas verdes se han oxidado. / DM

Matías Vallés

Matías Vallés

George Orwell decretó en 1945 que un gobierno solo impondrá su voluntad «dependiendo del estado de ánimo del país». En tal caso, el Govern de Marga Prohens lo tendría fácil, dado el estado de desánimo de Mallorca. Hoy se celebra la primera manifestación que pretende restablecer el equilibrio dialéctico entre la opinión pública y sus dirigentes. En claro, una persona menos de cinco mil en la convocatoria de la Obra Cultural en la Plaça Major supondrá un fracaso. Superado ese listón, se podrán adjudicar los notables.

Los hijos del TIL se examinan de catalán frente a la segregación lingüística patrocinada por PP/Vox. El aula magna elegida es simbólica, hasta presidentes del Govern del PP en ejercicio como Cristòfol Soler se manifestaron en la plaza palmesana a favor de la lengua propia de Baleares. A aquella concentración asistió también Josep Oliver, a la sazón presidente de la patronal Caeb. Es inverosímil que su sucesora se persone en la movilización hodierna.

Marga Prohens preferiría hallarse en medio los manifestantes, en lugar de comerse las uñas entre visillos mientras calibra el precio de la factura que le exige la ultraderecha moderada. Y no solo por el castellano francamente mejorable de la presidenta, sino porque su mayor pesadilla es revivir el naufragio del trilingüismo de José Ramón Bauzá.

En aras de la neutralidad, Armengol se limitó a prolongar en catalán la política de Bauzá en castellano, a cambio de proclamarse «nacionalista» superficial. Su inacción puede trasladarse al terreno medioambiental, y esterilizó la resistencia frente a PP/Vox. Sin olvidar que Prohens presume de «bilingüismo cordial», cuando ha firmado un Acuerdo Conjunto de Gobierno donde asume el «adoctrinamiento ideológico», la «intromisión ideológica» y la «imposición lingüística» en las aulas.

Vox no puede ceder, porque el imperio del castellano imperativo es más crucial para sus intereses que la resurrección de Franco. Enfrente, la convocatoria de la Obra Cultural medirá las fuerzas languidecientes de la reivindicación lingüística y ecológica, tras ocho años de letargo culpable. Los escasos síntomas optimistas proceden curiosamente de la religión. Las conmemoraciones de Sant Antoni se tradujeron en una exaltación de la muchachada heredera del TIL, que maravilló bulliciosa en exhibiciones contagiosas como las Completes de Manacor, un elixir contra el tono taciturno de sus mayores. No solo carecían de miedo, rebosaban alegría.

En Mallorca no existe ahora mismo una oposición de izquierdas, salvo que se admita que su líder ideológico es Koldo García. Con Vox autodisuelto y en peor estado que su Caudillo, el cara a cara de hoy se libra entre Prohens y Antoni Llabrés. El titular de Derecho Penal de la Universitat al frente de la OCB es un adversario de cuidado para los integristas. Más duro que flexible, el redactor de la ley de amnistía definirá en la Plaça Major su papel político. En cuanto a la presidenta, su error mayúsculo sería concluir que «son más los mallorquines que se han quedado en casa». En efecto, el argumentario de Bauzá.

Las camisetas verdes están oxidadas o artríticas, la Universitat omitió en su nota oficial que la «concessió del títol de reial» a una entidad espectral en defensa del balear corre a cargo de la Zarzuela, suerte que Jaume Carot citó a la Casa del Rey en público. Al margen de la identificación indudable entre el monarca y la Academia que patrocina, las chanzas no disimulan el pésimo estado de la izquierda nacionalista. Traduciendo al idioma electoral, tres partidos con idioma propio como BNG, Bildu y ERC se sitúan este año con holgura por encima del treinta por ciento de los votos. Sumando a Més en Mallorca y en Menorca no se llega al diez. El pesimismo está ampliamente justificado.

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La Assemblea Sobiranista de Mallorca exige en un escrito una respuesta al presidente. «De mantener silencio, entenderemos que avala el ataque de Felipe VI al catalán».

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