Los pescadores de las islas se suman a las reivindicaciones de los agricultores

No descartan movilizaciones si la presión de Bruselas continúa oprimiendo al sector primario

Un momento de la subasta en la Llotja de Palma.

Un momento de la subasta en la Llotja de Palma. / CAIB

Los pescadores de Balears han alzado la voz para decir «hasta aquí», sumándose así a la ola de reivindicaciones de los agricultores. «Basta ya de la opresión que ejerce Bruselas sobre el sector primario de las islas, obligando a cumplir unos estrictos criterios que los países que no forman parte de la Unión Europea quedan exentos, tirando así los precios; además de los elevados costes de producción y los controles sanitarios». Así se expresó este viernes Domingo Bonnín, presidente de la Federación Balear de Cofradías de Pescadores, quien aseveró que el sector no descarta movilizaciones si la situación persiste.

«¿Qué quieren que comamos [en referencia a Bruselas], panga y salmón?, porque si ese es el objetivo lo están bordando», continuó indignado Bonnín, al tiempo que lamentó que la presión a la que está sometido el sector en las islas acabará por explotar y hará desaparecer a los casi 500 pescadores que aún resisten en Balears. «La Unión Europea se está cargando el sector primario español y si lo acaban consiguiendo, ¿qué comeremos?», se preguntó.

A modo de ejemplo, expuso que una naranja de Sóller debe pasar por una serie de controles sanitarios, técnicos, sociales así como cumplir con una normativa laboral muy estricta; mientas que una de China no. «¿Por qué la de China no pasa el control sanitario? ¿Es que es más buena que la nuestra? Algo falla», apostilló. Unos obstáculos que crecen si hablamos de la insularidad, «la gran olvidada» -en palabras de Bonnín-. Según indicó, el hándicap de pertenecer a unas islas les «complica la existencia» al elevar todos los costes, empezando por el transporte. Es por ello que la opción de movilizarse se ha puesto sobre la mesa. «A día de hoy es imposible vivir de esto [la pesca]», sostuvo. Y mientras sopean qué hacer, su mirada se traslada al lunes, donde está previsto que se reúnan por la tarde en Madrid con la federación de pesca nacional para establecer un frente común y una línea a seguir. «Nosotros no queremos llegar a ese punto de manifestarnos porque la sociedad ya está muy enfadada y no queremos molestar, pero no podemos seguir así», añadió.

Y es que según defendió el presidente de la Federación Balear de Cofradías de Pescadores, desde el sector no reclaman ayudas, sino que les dejen trabajar. Pescar en este caso. Una práctica que cada vez está más restringida. En apenas cinco años, la actividad de pesca de arrastre ha pasado de poder operar 240 días a 120. Unas cifras inasumibles para los trabajadores, ya que se reduce su actividad a la mitad. Es por ello que Bonnín hace hincapié en que «las barcas son rentables, lo único que nos tienen que dejar es trabajar».

¿A qué se deben estas restricciones tan severas? Bonnín arguye a la falta de conocimiento de los comisarios de la Unión Europea. «Legislan para la pesca industrial, sin tener en cuenta que nuestra flota es totalmente diferente», subraya. Una cuestión en la que el presidente de la Federación Balear de Cofradías de Pescadores ahonda, poniendo de manifiesto que no solo se está hablando de pesca sino que va más allá para los isleños: hablamos de cultura, de historia, de tradiciones y de gastronomía. Y lo ejemplifica enumerando la popularidad de los platos del mar, como la gamba roja de Sóller, la langosta de Menorca, o el bullit de peix en Eivissa y Formentera. Forma parte de la esencia del territorio, más allá del simple hecho de pescar.

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