OPINIÓN

El Govern celebra la violencia de género

Varias participantes con una pancarta de Aurora Picornell en la manifesatción del 25N del año pasado.

Varias participantes con una pancarta de Aurora Picornell en la manifesatción del 25N del año pasado. / Manu Mielniezuk

Matías Vallés

Matías Vallés

El Govern ha encontrado la manera más eficiente de celebrar el día de la violencia de género, mediante la contratación al máximo nivel de un acusado por una agresión sexual en público, con una petición de tres años de cárcel. Antes de que la feminista Catalina Cirer señale que el agraciado también ha sido fichado por «un auxiliar administrativo» y que no trabaja en una conselleria, numerosas sentencias de corrupción sellan que los directivos de entes asociados y los propios políticos gozan de la consideración de funcionarios.

Un presunto agresor sexual, con todas las precauciones pero también con el estrépito de la publicidad de sus acciones, pagará su fianza con el sueldo que le paga el Govern, de lo cual se informa el 25N. La contratación en sí misma, que en ningún caso puede alegar desconocimiento del currículum del alto cargo, avala su conducta. Con el agravante de que se ficha tras la supuesta agresión a una persona que no es apropiada ni para la Universitat, una institución que evitó tomar medidas ni contra un catedrático ni contra una profesora titular condenados por sendos acosos laborales.

Seguro que esta original celebración del día de la violencia de género tiene una justificación, con o sin auxiliares administrativos. El Govern puede y debe alegar que la inmersión en un ambiente regido por PP/Vox eliminará por definición cualquier sospecha de un comportamiento reprobable, siempre hipotético. También puede esgrimir que el acusado no es ni con mucho el caso más flagrante entre las contrataciones recientes. O que se le contrató precisamente por su brillante historial.

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