Los pescadores recreativos se defienden: «No esquilmamos el mar»

El colectivo responde al exsecretario balear de las Cofradías, que pidió controlar sus capturas: «Tenemos unos límites brutales»

Jaume Garau, portavoz de los pescadores recreativos.

Jaume Garau, portavoz de los pescadores recreativos. / DM

Jaume Bauzà

Jaume Bauzà

Los pescadores recreativos de las islas se sienten atacados por el exsecretario general de la Federación balear de Cofradías de Pescadores, Antoni Garau, que en una entrevista publicada el pasado domingo en este diario reclamaba más controles sobre este colectivo, les acusaba de «saltarse las normas» y advertía de que por su volumen de capturas entraban en competencia con los profesionales.

«Nosotros no somos responsables de la sobreexplotación del mar ni de esquilmarlo. Pescamos 760 toneladas cada año y el volumen de la pesca profesional se cifra en 3.500 toneladas. Eso significa que nosotros representamos el 15% de las capturas», valoró ayer Jaume Garau, portavoz de Stop Falsas Reservas Marinas, plataforma que agrupa a pescadores recreativos que en las islas suman «unas 43.000 licencias».

Garau indicó además que el impacto económico de su actividad se cifra en 95 millones de euros, «desde el mecánico que nos arregla el barco hasta la tienda que nos vende los artículos de pesca». Por contra, indicó, «los profesionales pescan mucho más que nosotros siendo muchos menos: tienen 273 embarcaciones, normalmente de artes menores, que suman 481 tripulantes y pescan 3.500 toneladas de pescado, que en la lonja se traduce en 18 millones de euros. Es decir, un impacto económico cinco veces inferior al nuestro».

Asimismo, el portavoz de Stop Falsas Reservas negó que su actividad esté fuera de control, tal como indicó el exsecretario general de la Federación balear de Cofradías. «Tenemos unos límites brutales. Yo para pescar en la reserva marina des Migjorn, la que tengo más cerca, necesito tener una licencia de pesca de la barca, otra específica para la reserva y una aplicación con geolocalización para que los guardas sepan dónde estoy. Y en cualquier momento pueden ir, revisar los papeles, pesar el pescado y hasta revisar el tamaño de los anzuelos. También tenemos que coger cada pez y hacerles una foto para que queden registrados», subrayó Garau.

En cambio, señaló este pescador recreativo, «los profesionales no tienen restricciones relacionadas con el tamaño, las cuotas, o las fotos».

En este sentido, criticó que «las reservas marinas de interés pesquero son cotos privados en los que la pesca profesional puede pescar lo que quiere y cuando quiera, sin cuotas ni tallas mínimas, mientras que a los recreativos se nos controlan las capturas y, si hablamos de pesca submarina, directamente está prohibida».

«Un continuador»

Garau reclamó al nuevo Govern «sentido común y criterios científicos». Celebró la creación de una conselleria del Mar —«fue una reivindicación nuestra»—, pero lamentó el nombramiento de Antoni Grau como director general de Pesca. «Tuvimos buena sintonía con el PP cuando estaba en la oposición, pero vemos a Grau como un continuador de Joan Mercant, que para nosotros fue nefasto», criticó.

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