Lletra menuda

Gratuidad de la educación de 0-3 años: el estruendo de las promesas desnudas

Llorenç Riera

Llorenç Riera

O bien el Govern reconduce pronto el rumbo de tanto anuncio generado por el mero deseo de agradar, sin reparar en la posibilidad efectiva de su ejecución, o bien los residentes en este archipiélago desarrollaremos algún tipo de complejo basado en la decepción y la inconsistencia de las promesas vanas.

Tras la extinción del tributo por herencias, con letra pequeña amagada y descuadre económico de por medio, el estruendo se concentra ahora en la primera fase de la educación infantil. Es mala práctica usar a los niños como juguete político. Ya se decepcionarán solos sobre la materia cuando alcancen la adolescencia. Mientras, mejor que jueguen entre ellos.

El Govern anuncia ya para el mes próximo la gratuidad de la educación hasta los tres años. Genial. Es una buena idea a pesar de que la presidenta Prohens la criticara con dureza cuando su antecesora Armengol lo intentó.

Se mete en un mismo saco a escoletes y guarderías sin reparar en que las primeras cumplen una función educativa y las segundas asistencial. Son competencias distintas en manos del Govern y el Consell respectivamente, no hay inventario de guarderías, el conseller Vera desconoce el coste de la medida y el vicepresidente Costa ignora el modo de financiación.

Esto, antes, se equiparaba al atrevimiento de comenzar la casa por la ventana.

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