Perfil del nuevo conseller de Educación | Antoni Vera, el apagafuegos del PP con el catalán

"El Govern no es anticatalán, sino igualitario. Creemos en la libertad lingüística teniendo en cuenta que hay que fomentar la lengua propia de Balears”, aseveró en enero de 2015. La retórica del neobauzanismo ya está aquí.

Antoni Vera reuniéndose con miembros de Crida en 2015 en la conselleria de Educación.

Antoni Vera reuniéndose con miembros de Crida en 2015 en la conselleria de Educación. / MANU MIELNIEZUK

M. Elena Vallés

M. Elena Vallés

 Antoni Vera (Palma, 1973) sabe lo que es apagar fuegos, sentarse en una mesa a dialogar y evitar terrenos pantanosos cuando se le hacen preguntas en las que debe mojarse. El nuevo conseller de Educación del Govern de Marga Prohens obtuvo cargos en el PP cuando su exmujer, Mabel Cabrer, era la portavoz en el Parlament del gobierno de José Ramón Bauzá. Asumió ser el conseller de Cultura en la sombra de la titular Joana Maria Camps -"sa MoMA"-, liderando la acción cultural desde el Institut d’Estudis Baleàrics. Promovió proyectos artísticos y se granjeó la simpatía de muchos artistas, galeristas y comisarios de arte. Era un conseguidor, ponía de acuerdo a las personas y dominaba el arte de las relaciones públicas.

Demostró capacidad gestora, pero se le presumía mayor pulcritud en el control de los gastos. Recuerden el taxi Madrid-Cáceres y el banquetazo -todo por 1.500 euros- que se dio a costa del contribuyente para regresar a casa sin ningún proyecto bajo el brazo. El IEB es la casa que le hubiera encantado volver a gestionar en los próximos cuatro años de legislatura.

Director general de Educación durante siete meses

A regañadientes, en diciembre de 2014 hubo de aceptar el encargo de sacar adelante la dirección general de Educación tras la sonada dimisión de Miquel Deyá, quien se negó a conceder una comisión de servicios a un profesor afín al partido para que pudiera estar en Mallorca y participar en la campaña electoral de Lloseta.

En los siete meses que estuvo en Educación, arregló varios de los entuertos y errores de Camps y Guillem Estarellas. Y limó asperezas con el sector educativo. Pero el abismo que se había abierto entre la comunidad y el Govern a causa del TIL era tan descomunal que terminó quemado. Pidió una excedencia de su puesto de funcionario y se enroló en una aventura empresarial: abrió restaurante en Andratx.

Vera es dialogante, encaja bien las críticas y no retira la sonrisa del rostro ni en una discusión. Su aparente moderación es sin duda la baza que ha ido a buscar Prohens para mitigar el incendio que se avecina en septiembre con la propuesta de libre elección de lengua en los centros educativos o la implantación del pin parental, impuesta por Vox en el acuerdo de gobernabilidad con los populares.

Antoni Vera.

Antoni Vera.

Vera es un hombre del PP, un convencido de la disciplina y hará lo que le diga el partido. Sus negativas a ser conseller del ramo de poco le han servido con una Núria Riera relegada al Consell sin una cartera de responsabilidad aún clara. Licenciado en Filología Catalana (la futura presidenta siempre podrá tirar de este argumento ante los ataques de la izquierda), es capaz de defender que el Govern no es anticatalán, sino igualitario. “Creemos en la libertad lingüística teniendo en cuenta que hay que fomentar la lengua propia de Balears”, dixit en enero de 2015. La retórica del neobauzanismo ya está aquí.

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