EN CONTRA

Fabián Salvioli: «Franco ha muerto, su legado sigue vivo»

Fabián Salvioli

Fabián Salvioli / DM

Matías Vallés

Matías Vallés

Fabián Salvioli (La Plata, 1963) es el profesor argentino que presidió el Comité de Derechos Humanos de la ONU, y que como relator especial de la Organización hasta el pasado uno de mayo, emitió una dura comunicación contra las denominadas Leyes de la Concordia de PP/Vox en las autonomías que gobiernan.

-¿Franco ha muerto?

-Mmm, Franco ha muerto, pero su legado lamentablemente sigue vivo, porque la política española lleva medio siglo sin abrir ese pasado tan cruel. Ha faltado una Comisión de la Verdad, y es necesaria la derogación de la Ley de Amnistía de los años setenta.

-A este periodo se le ha llamado reconciliación.

-Pues no ha funcionado, mientras haya víctimas no reconocidas. Sin reparación no hay posibilidad de reconciliación de la sociedad con el Estado, que debe hacerse cargo de las atrocidades que cometió.

-¿Es ofensivo el nombre de Leyes de la Concordia de PP/Vox?

-No son preocupantes los nombres, preocupan los contenidos porque no responden a los estándares internacionales que España debe respetar, y del que ningún Estado puede eximirse por su configuración interna. Las autonomías están obligadas, abundan los casos en que incumplimientos locales han generado responsabilidades internacionales.

-PP/Vox omiten llamar «dictadura» al franquismo en Aragón, Valencia, Balears, Castilla y León.

-La impunidad por los crímenes del franquismo es inaceptable, y no solo se cometieron durante la Guerra Civil. España ha sido pionera en denunciar los crímenes contra la humanidad en otros países, pero no en su propio territorio, cuando no se pueden amnistiar.

-Les acusan a ustedes de haber redactado un informe a favor del PSOE y contra el PP.

-No participamos en las disputas políticas internas de los Estados. Verificamos si los textos remitidos cumplen con los criterios internacionales, en tal caso aplaudiríamos una ley de PP, Vox o de cualquier partido. Por no hablar de que también exponemos nuestras críticas respecto a la ley estatal, manifestamos nuestra preocupación al Gobierno.

-Más allá del análisis de un texto jurídico, habla usted de «malas personas».

-Pues sí, porque he tendido la mano a las víctimas con independencia de los perpetradores, ya sea en Venezuela, en Nicaragua o en España. Una cosa es acompañar a quienes sufren los abusos y otra compartir sus ideas.

-¿Propone usted una Comisión de la Verdad a la argentina?

-En Argentina no se condenó todo lo que se debería, y la Comisión de Verdad no es exclusiva, la han tenido más de setenta países. Permite obtener una verdad general y objetiva, una evaluación diferente a los procesos judiciales.

-Ha sido hasta ahora mismo Relator especial de Verdad, Justicia, Reparación y Garantía de No Repetición. ¿Cómo va España en el último capítulo?

-La No Repetición se conquista cada día, y es muy difícil predecir el futuro. Al terminar la Primera Guerra Mundial, nunca se pensó en una Segunda. El Holocausto parecía irrepetible, pero vinieron Ruanda y Yugoslavia. No hay que bajar la guardia, se debe hablar en las escuelas de los crímenes cometidos durante el franquismo.

-¿Los herederos de las víctimas pueden efectuar reclamaciones civiles o penales a sus asesinos?

-Deberían, pero las reparaciones corresponden al Estado y ya las ha habido para el bando franquista. Nadie las negaría, por lo que tampoco el reconocimiento a las víctimas que no han sido satisfechas.

-¿Cómo lleva la polémica causada por su informe?

-Con mucha tranquilidad. Puedo dar cuenta de mi actuación y me traen sin cuidado las acusaciones ad hóminem. Las críticas terminan al leer los documentos, porque puedo equivocarme pero ellos tienen que demostrar que cumplen con los estándares.

-Todo el mundo está de acuerdo con los Derechos Humanos, en abstracto.

-No se puede ser caníbal y vegetariano al mismo tiempo. Quien está de acuerdo con los Derechos Humanos no discrimina por género, procedencia u orientación sexual. Y la aceptación exige al Estado que cumpla sus obligaciones, pero es incoherente porque no hace caso.

-Los jóvenes no son muy de visitar cementerios.

-He visto a nonagenarios y a adolescentes acariciando con la misma emoción esa cajita donde estaban los restos de su antepasados fusilados, el dolor es transgeneracional.

-¿Los Derechos Humanos cotizan a la baja?

-Es indudable, por el ascenso de los extremismos y por la emergencia de ideologías denigradoras de los Derechos Humanos. Por eso son más importantes que jamás durante la historia. Podríamos relajarnos si los gobiernos fueran respetuosos, pero levantar la voz debe ser nuestro compromiso con esta época.

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