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Boulevard | El Pacto de Progreso vende casas de lujo a extranjeros ricos

El ayuntamiento de Pollença y sus alcaldes pasado y vigente no se enteraron de que la destrucción del hotel Formentor amontonaba miles de toneladas de residuos en suelo protegido

Suerte que los procesados no iban a volver nunca más a Mallorca, no hay forma de quitárselos de encima.

Suerte que los procesados no iban a volver nunca más a Mallorca, no hay forma de quitárselos de encima. / STEVE NESIUS/REUTERS

Matías Vallés

Matías Vallés

Miles de personas me paran por la calle, para mostrarme su estupefacción al saber que Cort se ha desprendido de veinte solares propiedad de los ciudadanos de Palma, la mayoría en Son Vida. Es decir, el consistorio ultraizquierdista saca al mercado parcelas que albergarán mansiones para la propiedad y uso exclusivo de multimillonarios de otros países. Por tanto, el Pacto de Progreso vende casas de lujo a extranjeros. Ricos, eso sí, a ver si liquidamos de una vez a los malditos mallorquines.

Vamos ahora con las mentiras de la operación sostenible, circular y ecologista que encubre la promoción de lujo con suelo público. Sostiene Immobilien Cort que en Son Vida solo hay viviendas unifamiliares, por lo que sería incongruente levantar alturas. Conmovedor pero radicalmente falso. En esa urbanización hay bloques de viviendas plurifamiliares o casas de pisos, autorizados por un ayuntamiento que no repasa ni su documentación. Y no hay solo un bloque, ni dos, ni tres, ni cuatro. Por tanto, la justificación de la enajenación más escandalosa desde Can Domenge obedece a una fabulación.

Como ven, Cort emplea los mismos argumentos que en su día Miquel Nadal, esperemos que la operación se desarrolle con mayor limpieza. Corresponde al consistorio explicar qué necesidad había de enajenar a toda prisa, en vísperas de elecciones, unos solares dormidos desde hace décadas. Si tanta era la urgencia, por qué no someterla al veredicto de los votantes en un programa electoral, en lugar de anticiparse por si los vendedores de chalets a multimillonarios son desalojados a votos. En cualquier caso, los palmesanos somos los agredidos, y corresponde a los agresores públicos descabalgarnos de nuestro error, según la ley del solo cemento es cemento.

El socorrido dictamen de que carece de sentido que el Pacto de Progreso tenga propiedades en Son Vida es muy fácil de ampliar a no tiene sentido que el Pacto gobierne Mallorca y, solo un paso más allá, no tiene ningún sentido que se permita a los mallorquines vivir en la isla, habiendo extranjeros dispuestos a pagar más por el privilegio. Si ya es difícil ser ecosoberanista, tiene más mérito incumplir las dos etiquetas a la vez.

Es decir, el ayuntamiento de Pollença y su magnífico alcalde pasado y vigente, que son el mismo, no se enteraron de que la destrucción del hotel Formentor amontonaba las decenas de miles de toneladas de residuos de su remodelación a muerte en un paraje protegido. El consistorio ha ganado el concurso mundial de mirar a otra parte, al pasarle desapercibida la aparición de un montículo de varios metros de altura. La felicitación debe hacerse extensiva a Medio Ambiente, las fiscalías y las policías especializadas. Algún día deberemos plantearnos si el turismo basura es el único que nos merecemos. Recuerda que en Mallorca, si quieres impunidad, actúa a lo grande.

Estoy colgado al teléfono, aguardando la primera llamada de los sabios que, al comenzar la investigación de los delitos cometidos en Mallorca por familiares del Rey nos aseguraban que «hacéis un daño enorme, la Familia Real no volverá a Mallorca nunca más». Los escandalizados arreciaron cuando Iñaki Urdangarin y su devota Cristina de Borbón asentaron sus regias figuras en el trono penal.

Suerte que los procesados no iban a volver nunca más a Mallorca, porque en realidad no hay forma de quitárselos de encima. Cristina regresó para la boda de la hija de Rosario Nadal y para reconciliarse con su hermano Felipe, el pasado fin de semana coincidieron el Rey y Don Iñaki, la persona que responde por «no soy la Reina Madre ni la Reina Emérita, soy la Reina Sofía» forma parte del paisaje. Y a Juan Carlos I no le angustia su destierro del horroroso Madrid, sino de Marivent.

Supongo que la llamada de los apocalípticos del «nunca más» no se producirá. Nuestra pequeña venganza es que todos los Reyes, Infantas y Urdangarines desfilan obligatoriamente al llegar y al marcharse a los pies de un residente ilustre de Mallorca. Se llama José Castro. Y recuerda a propósito que, si eres de Yolanda Díaz, no tienes que votar el 28M. Resérvate para las generales obedeciendo a la nueva profetisa, la izquierda puede esperar.

Reflexión dominical simiesca: «Olvidaron preguntarle al mono si aprobaba ese descendiente».

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