Tribunales

La Fiscalía deserta del caso Cursach y retira todas sus acusaciones

Carrau y Herranz consideran que no hay pruebas de ningún delito y dejan todo el peso del juicio en manos de los empresarios denunciantes

El empresario Bartolomé Cursach, a la izquierda, y el fiscal Juan Carrau, ayer a su salida de la Audiencia Provincial de Palma al concluir la sesión del juicio.

El empresario Bartolomé Cursach, a la izquierda, y el fiscal Juan Carrau, ayer a su salida de la Audiencia Provincial de Palma al concluir la sesión del juicio. / Pere Joan Oliver

Marcos Ollés

Marcos Ollés

La Fiscalía desiste del caso Cursach. La acusación pública anunció ayer que retirará todos los cargos contra los 16 acusados al no encontrar a estas alturas del juicio ninguna evidencia contra ellos.  «Entendemos que no hay prueba de cargo suficiente para sostener nuestro escrito de acusación», anunció el fiscal Tomás Herranz tras declarar el último de los 107 testigos propuestos por las acusaciones. La espantada deja todo el peso del juicio en manos de los tres empresarios personados como acusación particular, que podrían anunciar en próximas sesiones también recortes en sus imputaciones o incluso el abandono del caso. El anuncio de la Fiscalía, que cayó como una bomba atómica pese a que se barruntaba desde hace días, deja ya a siete de los procesados -todos policías- absueltos de facto al no pesar sobre ellos ninguna petición de condena.

En otro movimiento insólito en la macrocausa de corrupción más convulsa de la historia reciente de Baleares, los fiscales movieron ficha en pleno juicio. Con todos los testimonios a priori incriminatorios sobre la mesa del tribunal, anticiparon que no ven ni un solo delito en la causa. «El ministerio fiscal quiere anunciar que según su entendimiento no hay prueba de cargo para sostener ninguno de los hechos de acusación contra ninguno de los acusados y en el momento procesal oportuno retiraremos la acusación contra todos ellos», anunció el fiscal Tomás Herranz al concluir la sesión de ayer, convirtiendo en papel mojado todo su escrito de acusación. Según dijo, adelantó su postura para poder reorganizar el calendario y acortar plazos, ya que las defensas pueden renunciar así a muchos de sus testigos de descargo. El tribunal tenía previsto concluir el juicio el próximo 15 de febrero, pero este giro adelantará el final.

Que los fiscales iban a desistir en mayor o menor medida había quedado claro atendiendo a la postura que adoptaron en los interrogatorios de los testigos citados para que aportaran pruebas. Durante esta fase del juicio, han sido constantes las preguntas de Carrau y Herranz para poner en duda sus versiones, quitar hierro a sus incriminaciones o servirles en bandeja los desmentidos de sus acusaciones iniciales, con Penalva y Subirán como comodín para decir en el juicio lo contrario de lo que constaba en sus declaraciones en instrucción. Otros testigos han presentado una abrumadora amnesia sobre episodios clave del procedimiento, permitiendo así que muchas de las imputaciones cayeran por su propio peso. 

Si en vísperas del juicio mutiló su escrito de acusación y provocó la absolución directa de seis acusados, la Fiscalía acabó ayer de triturarlo. Dejó malherido el caso Cursach, echando todo el peso en los hombros de los empresarios de Palma y Magaluf que ejercen la acusación particular, cuyo papel estaba ya muy limitado aunque reclaman elevadas penas de prisión, de más de 30 años en algunos casos, para Cursach, Sbert y los policías implicados e indemnizaciones millonarias.

Así ha anunciado el fiscal Tomás Herranz que retiraba todas las acusaciones del Caso Cursach

La primera consecuencia del cambio de postura de los fiscales es la absolución de facto de siete de los encausados, huérfanos ya de cualquier imputación porque solo estaban acusados por la Fiscalía. Uno de ellos es Joan Miquel Mut, ex jefe de la Policía Local de Palma, para quien reclamaba 12 años de inhabilitación por prevaricación. Dos policías le acusaron en el juicio de presionarles para modificar un acta contra un local de Cursach para beneficiar al magnate en presencia de Sbert, pero los fiscales consideraron sus testimonios «inanes» y basados en conjeturas. También exculpados quedarán Carlos Vallecillo, Carlos Tomás, Nicanor Góngora, Tomás Mas, Daniel Montesinos y Rafael Estarellas, para quienes la Fiscalía reclamaba hasta seis años y medio de prisión. Varios testigos han denunciado maniobras e irregularidades suyas para beneficiar a Cursach y otros empresarios de Platja de Palma. También insuficientes, a juicio de Carrau y Herranz.

La lista de beneficiados podría aumentar en los próximos días. La espantada de los fiscales ha llevado a las acusaciones particulares a replantearse su postura y alguna estudia recortar sus imputaciones e incluso abandonar definitivamente el proceso judicial. De momento, los antiguos propietarios de la discoteca Level del Paseo Marítimo piden condenas para Cursach, Sbert y siete agentes de la Patrulla Verde de la Policía Local de Palma. El ex propietario de Sa Trobada, un negocio situado en la calle Metge Josep Darder que denunció acoso policial también pide penas de cárcel para Cursach, Sbert y seis policías. Por su parte, el empresario de Magaluf José Manuel Bover mantiene peticiones de 39 años de cárcel para el magnate y su mano derecha y 13 años de inhabilitación para un funcionario del ayuntamiento de Calvià al que acusa de prevaricación.

El tribunal, después de que la Fiscalía anunciara antes de tiempo su deserción, indicó que no les obligará ahora a pronunciarse sobre sus imputaciones. Quedan todavía los testigos propuestos por las defensas, pero los abogados de los acusados empezaron a recortar ayer mismo su listado porque no necesitan ya sus declaraciones para lograr el objetivo de la absolución.

En la sesión de ayer, centrada en el enfrentamiento de la plaza de las Pitiüses de Magaluf, dos funcionarios del ayuntamiento de Calvià confirmaron que las vallas que instaló el Grupo Cursach no tenían licencia y que, pese a los informes que así lo decían no se actuó hasta nueve meses después, aunque negaron que hubiera trato de favor hacia el magnate. Estas vallas, según la acusación de Bover, tenían como objetivo impedir que los turistas pudieran llegar a sus negocios. Uno de los testigos puntualizó que la tramitación en el Ayuntamiento se retrasaba porque Cursch y Bover acumulaban una gran cantidad de denuncias cruzadas. Ambos desvincularon al entonces director general de Turismo de Calvià, Jaime Nadal, de cualquier trato de favor hacia los negocios de Cursach y uno de ellos afirmó que Penalva y Subirán le presionaron durante la instrucción del caso.

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