La histórica fábrica de vidrio Gordiola se exhibe en la nueva Galería de las Colecciones Reales

 Las piezas artesanales de la compañía de 1719 forman parte de la colección del Palacio Real

Una parte de las obras presentadas por Gordiola en la exposición de la Galería de las Colecciones Reales

Una parte de las obras presentadas por Gordiola en la exposición de la Galería de las Colecciones Reales / @gordiola_vidrios

 En la recién inaugurada Galería de las Colecciones Reales, en el Palacio Real de Madrid, se exhiben varias piezas de la histórica fábrica mallorquina Gordiola Vidrios. Esta compañía, que desde 1719 trabaja artesanalmente en sus hornos de Mallorca, ha sido seleccionada para formar parte de la nueva exposición.

La presencia de Gordiola Vidrios en la nueva Galería de las Colecciones Reales es una oportunidad para que los visitantes del museo aprecien la belleza y el arte que encierra cada una de estas piezas. El vidrio soplado es una ventana al pasado, una vista a una tradición que ha perdurado a través de los siglos y sigue deslumbrando con su autenticidad.

Desde hace siglos, la familia Gordiola ha preservado su propia técnica del vidrio soplado, transmitiendo de generación en generación el conocimiento de esta antigua artesanía. Su participación en la nueva Galería de Colecciones Reales es un reconocimiento a la dedicación y la pasión con la que han mantenido viva esta tradición en el corazón del Mediterráneo.

La particularidad del vidrio de Gordiola radica de su fórmula única, ligeramente más rústica y tosca que otros estilos más refinados. Sin embargo, es precisamente esta rusticidad la que ha dado a sus piezas un sello de identidad único. Cada obra de arte creada por los maestros vidrieros de Gordiola cuenta con una personalidad propia, una calidad que ha conquistado a coleccionistas y amantes del arte durante siglos.

Los maestros artesanos, con la habilidad y la maestría adquirida a lo largo de generaciones, toman el cristal fundido y lo soplan con precisión para darle forma y vida. Cada pieza es única, y es esta singularidad la que ha provocado la apreciación a lo largo del tiempo por parte de monarcas, nobles y amantes del arte, quienes han atesorado estas obras en sus palacios y hogares.