Sant Antoni se vivió ayer con total devoción festiva en la capital del Llevant. Y este fervor se plasmó en un récord de participación en las Beneïdes, según se informó desde el Patronat de Sant Antoni. Miles de personas se agolparon en la avenida des Cós y la plaza Ramon Llull para seguir de cerca un desfile con el carácter payés más genuino que se pueda conferir a una celebración popular como la santantoniana.

La laboriosidad y el detallismo que impregnaron a las creativas carrozas de Sant Antoni le otorgaron una extraordinaria belleza y el espectáculo rozó la perfección. El bullicio vivido en la revetla, con una apoteósicas completes en la iglesia de Els Dolors, tuvo su continuidad ayer por la mañana con los desfiles de cientos de niños y mayores que llevaron sus mascotas a bendecir y con una larga comitiva de caballos y carrozas de tracción animal y mecánica.

El recuerdo de las labores de possessió fueron puestas en escena por muchos colectivos vecinales. Y en su diversidad radió el éxito de la convocatoria de ayer que presentó algunas novedades respecto a ediciones anteriores. Una de ellas fue que las autoridades, con el conseller de Economía, Lluís Ramis d'Ayreflor, al frente, siguieron el acto a ras de asfalto y no sobre cadafalco. Todos los participantes fueron obsequiados con un ejemplar de las Rondaies Mallorquines.

La afición caballística de Manacor se lució presentando a los mejores ejemplares de numerosas cuadras y la asociación colombófila volvió a poner su grano de colaboración en la fiesta con la suelta de cientos de palomas en la plaza Ramon Llull, bajo el ensombrecido cielo manacorí y ya en la segunda vuelta de las Beneïdes.

Los participantes, como de costumbre y tras recibir la bendición del rector, Rafel Umbert, depositaron sus donativos en la bacina de Sant Antoni, cuya recaudación al igual que la de las completes irá destinada a las víctimas del maremoto en el sudeste asiático.

En el apartado de premios, la carroza ganadora fue la de Son Sureda que sobre una doble plataforma construyó una casa rústica con corral que reproducía algunas de las antiguas labores. Esta obra obtuvo 130 puntos del jurado y 450 euros como gratificación.

La segunda carroza fue para los Amics des Morers que sobre dos remolques ofrecía una noria que extraía agua tirada por un dimoni. Cosechó 111 puntos y un premio de 360 euros. El tercer puesto fue para la carroza de Can Calsó de Son Berga, que además obtuvo el premio especial de montaje tirado por animal, con 109 puntos y 300 euros.

Hubo carrozas realmente esbeltas con una cuidada decoración que retrataba fielmente tareas tradicionales de la ruralía, como el Forn de Llenya de la asociación de Santa Catalina i Es Creuers, la de Amics de sa Rella, las Matances del Retuts, los Pagesos de s'Ermita, la del colegio Sant Francesc con Sant Antoni fent escola als pagesos, s'Era Tortova con dimonions de todas la edades o la de s' Hortet.

En otros apartados de los concursos, Joan Sitges y Joana Maria Llull lograron el premio a la mejor pareja que vestía a la antigua usanza. Aina Bassa, de dos años, fue elegida como la menor participante mejor vestida de payés, y Xisca Riera la persona mayor mejor vestida con la indumentaria de época.