Opinión | Tribuna

Carta abierta a los ciudadanos europeos

El 9 de mayo es sin duda un día para reflexionar sobre los grandes beneficios aportados por la Unión Europea y apostar por un nuevo impulso, una nueva forma de relación entre los gobiernos y los ciudadanos en Europa

Imagen de archivo del Parlamento Europeo.

Imagen de archivo del Parlamento Europeo. / EP

Querido ciudadano europeo:

Hoy 9 de mayo celebramos el día de Europa, jornada conmemorativa de la paz y la unidad en el continente. Este año, el aniversario llega en unas circunstancias extrañas. Transcurren días sombríos para nuestro continente y la Unión Europea, un proyecto que tal día como hoy dio sus primeros pasos con la propuesta del ministro de asuntos exteriores francés, Robert Schuman, de crear la Comunidad Europa del Carbón y del Acero el 9 de mayo de 1950.

No sólo el 9 de mayo es día de Europa. Desde entonces han ocurrido muchos otros hitos que también son razón para celebrar Europa. También hay que celebrar el 17 de junio de 1953, cuando en Alemania Oriental se levantaron los ciudadanos pidiendo libertad. Como el 23 de octubre de 1956 en Budapest, el 5 de enero de 1968 en Praga, el 25 de abril de 1973 en Lisboa o en agosto de 1980 en Gdansk. Como el 15 de diciembre de 1976, cuando en España se votó a favor de la reforma política. Como el 10 de septiembre de 1989, cuando Hungría permitió el éxodo de alemanes orientales a través de su frontera con Austria. Como el 7 de febrero de 1993, cuando se firmó el primer tratado de la Unión Europea en Maastricht. Hay muchos días de Europa porque hay mucho que celebrar, y por eso queremos ir más allá.

Una Unión Europea hoy en día puesta en duda en muchos de los países que la componen, donde afloran tesis populistas que amenazan con acabar con la misma Unión y echar al traste con todos los logros conseguidos hasta ahora.

Logros, sí , logros. Como la libertad de movimiento entre los países miembros, pudiendo trabajar y estudiar libremente en cualquiera de ellos, abriéndonos un abanico de oportunidades vitales, aboliendo barreras, , facilitando el mutuo conocimiento de otras realidades. Como el poder afrontar juntos los grandes desafíos globales, como la lucha contra el cambio climático, la inversión en investigación y desarrollo, y la defensa de la democracia.

No podemos tampoco olvidar todo lo que la Unión Europea ha hecho por nuestro país. España ha recibido de Europa en 25 años más dinero que toda Europa con el Plan Marshall. Se han financiado cerca del 50% de las grandes obras públicas, España es el principal beneficiario de las ayudas de la Unión Europea. ¿Quién no ha visto un cartel en su barrio o en su pueblo pudiendo leer que dicho edificio, camino rural, residencia de mayores, la rehabilitación de tal monumento histórico o la modernización de las redes de distribución ha sido financiada gracias a los Fondos FEDER de la Unión Europea?

Pero la Unión ha de reinventarse y ser más creativa que nunca, haciendo gala de una solidaridad no vista hasta la fecha so pena de replegarse en una multitud de estados individuales sin capacidad para afrontar los grandes desafíos a los que se enfrenta la humanidad. Sólo de esta manera cientos de millones de ciudadanos serán capaces de recuperar la esperanza de que sus hijos vayan a tener mejores oportunidades que ellos, de que todo va ir a mejor. El proceso es sencillo. Todo lo que se necesita es el propósito de cientos de millones de hombres y mujeres, de apostar por Europa De este modo retomaremos el camino hacia una Europa más fuerte y unida.

En el caso de Baleares, Europa debe tener en cuenta las barreras geográficas que afectan a las islas. Es necesario dar un impulso a la verdadera integración de las islas en las redes de transporte, a la protección de sus frágiles hábitats, y a la consecución de la igualdad de oportunidades para sus ciudadanos.

Necesitamos líderes que estén dispuestos a trabajar juntos en aras del interés común europeo, superando las divisiones políticas y nacionales para avanzar hacia un futuro mejor para todos. Por eso es tan importante que en las elecciones europeas venza la moderación y la democracia frente a las tentaciones extremistas de los dos grandes bloques. Hay que volver a creer en Europa.