Opinión | Entrebancs

Más alla de la economía

La presidenta del Govern balear, Marga Prohens.

La presidenta del Govern balear, Marga Prohens. / EP

Vivimos en una época compleja, no solo en Balears, en la área económica, social y política.

El crecimiento económico es condición sine qua non para que pueda darse un bienestar equilibrado de la ciudadanía, pero no es condición suficiente. La economía, especialmente la macro, no es neutra. Todos nos mostramos satisfechos por nuestros índices de mejora en la creación de empleo, pero a su vez manifestamos inquietud e insatisfacción por su baja calidad y su temporalidad. Pero centrarse únicamente en lo económico implica ignorar la importancia del Progreso Social. Léase imputs relacionados con los salarios, la formación, el acceso a la vivienda, el nivel de seguridad, perspectivas de futuro, la sostenibilidad, el acceso en igualdad de oportunidades a los servicios públicos básicos. Todos nos alegramos del crecimiento sostenido de nuestro PIB, pero a su vez constatamos una creciente desigualdad de oportunidades en el acceso a los bienes y recursos, así como en las posibilidades reales de poder desarrollar nuestras expectativas personales y vitales.

Seguir apostando por el crecimiento cuantitativo de la vigente actividad turística tiene como consecuencias unos salarios insuficientes, un acceso prohibitivo a la vivienda, la ocupación de espacios públicos ( urbanos, medio ambientales...) El problema, el interrogante, es si tal situación personal, familiar y social, marcada por la inestabilidad y la falta de perspectivas para amplios segmentos de la población (véase clases medias en franco retroceso y los jóvenes), es una realidad coyuntural y que por tanto puede revertirse; o es estructural y que en consecuencia se limitaran a determinadas mejoras de índole individual fundamentadas en la meritocracia y/o en el sálvense el que pueda.

Hace décadas que los índices de bienestar de una sociedad, especialmente en países desarrollados como el nuestro se establecen (o se deberían establecer) por indicadores más amplios y complejos que los simples índices cuantitativos. Los fundamentos del bienestar, los indicadores de una (presente y futura) sociedad cohesionada, deben incluir los niveles de importancia y satisfacción que reflejan los ciudadanos respeto a sus entornos vitales, de convivencia, participativos, medioambientales… La realidad es que los ciudadanos/as de nuestra Comunidad, aun reconociendo la mejora «cuantitativa» de nuestra macroeconomía sigue estando relativamente pesimistas, o cuanto menos perplejos, en referencia a un futuro (incluido el próximo) respecto a índices cuantitativos y cualitativos.

Aunque sea cierto que «del dicho al hecho hay un gran trecho», la presidenta Prohens considera que no «se puede crecer mas (...), la saturación aumenta y está al límite». A su vez, parte significativa del sector empresarial turístico, con matices, apoyan la urgencia de reconvertir nuestra actividad en sostenible. Lo mismo opinan diversas organizaciones representativas de la Sociedad Civil, pero con mayor intensidad (decrecimiento turístico).

Dejo pendiente una reflexión sobre el momento complejo que vive nuestra actividad política. Léase procesos electorales ( «la solución» de las elecciones en Catalunya, así como las próximas elecciones europeas»), y la consolidación de un gobierno estatal coherente y una oposición capaz de hacer propuestas.

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