Salto al 'parquet'

¿Por qué Puig sale a bolsa?

Uno de los motivos de la operación es financiar el crecimiento apoyado en compras

Sede central de Puig en L'Hospitalet de Llobregat.

Sede central de Puig en L'Hospitalet de Llobregat. / FERRAN NADEU

Agustí Sala

"Creemos que el equilibrio de ser una compañía familiar que al mismo tiempo está sujeta a la responsabilidad del mercado nos permitirá competir mejor en el mercado internacional de la belleza durante la próxima fase de desarrollo de Puig. Además, creemos que convertirnos en una compañía cotizada alineará nuestra estructura corporativa con la de las mejores compañías familiares del sector de la belleza prémium a escala mundial, nos ayudará a atraer y retener talento y respaldará la estrategia de crecimiento de nuestro 'porfolio' y nuestras marcas". Estas fueron las manifestaciones que hizo el presidente ejecutivo de PuigMarc Puig, cuando a principios de abril comunicó formalmente la intención de cotizar en bolsa. Y mantener esos valores familiares ha sido su compromiso en el tradicional toque de campana en la bolsa de Barcelona este viernes.

Uno de los motivos de la operación, con la que ingresarán unos 3.000 millones, una parte para la compañía (1.260 millones) y otra que se embolsa la propiedad (1.360 millones), es financiar el crecimiento apoyado en compras. Una de las más destacadas fue la de la firma británica Charlotte Tilbury en 2020 por más de 1.000 millones de dólares, la mayor adquisición en la historia del grupo centenario. Todo ello obligó a reorganizar la compañía para catapultar el crecimiento.

Refinanciar deuda

Pero también se trata de refinanciar el coste del dividendo (160 millones con cargo al ejercicio de 2023) o reducir parte de su deuda no corriente, que, a 31 de enero, ascendía a 279 millones de euros. La deuda financiera total ascendía a la misma fecha a un total de 1.535 millones de euros. El grupo prevé destinar a remunerar a los accionistas el 40% del resultado.

A juicio de los analistas hay otro elemento clave: el desembarco en el mercado de renta variable facilita una referencia de precio que soluciona el problema de la liquidez de cara los accionistas familiares que quieran vender. Facilita además el relevo a medida que se amplía el número de generaciones propietarias, aunque Puig tiene decidido en principio que la cuarta generación no se dedicará a la gestión. Supone, a su vez, consolidar la profesionalización de las compañías. Este es un proceso que Puig inició ya hace unos años.

La familia propietaria quiere compatibilizar la consecución de recursos, con una valoración de salida de la compañía de 13.900 millones de euros, en la franja más elevada de la horquilla de precios que se estableció (24,50 euros por título) con retener el control y evitar posible entradas no deseadas en el capital por parte de terceros u ofertas de adquisición (opas) no previstas. Por ello, la colocación para inversores cualificados, entre ellos el brazo inversor de La Caixa, Criteria, que se ha hecho con el 3,05% del capital por 425 millones en el periodo de colocación de acciones que venció el martes, es con acciones B, que tienen un solo derecho de voto por título. La parte que retiene la propiedad es en acciones A, que tienen cinco veces más derechos de voto. De esta forma, tras el desembarco en la bolsa, los Puig conservarán el 71,7% del capital, pero en cambio contarán con el 92,5% de los derechos de voto.

Dinero y poco voto

Sorteando el hecho de que los accionistas ponen dinero pero poco tendrán que decir en la gestión y al estrategia, el sector en el que se mueve Puig es muy atractivo. Según destaca la compañía en el folleto de admisión a bolsa, el sector en el que opera, el de la belleza, que incluye desde el cuidado de la piel y el pelo a las fragancias y el maquillaje alcanzó en 2022 un total de 422.000 millones de dólares en ventas en el comercio, que se espera que lleguen a 562.000 millones en 2027, lo que supone un crecimiento anual compuesto del 6%. Además es un negocio resiliente porque entre 2017 y 2022, cuando se vivieron crisis y turbulencias económicas, registró un alza del 2%.

A juicio de los analistas existen dos variables que convierten en muy atractivo e el negocio de Puig: está muy internacionalizado y opera en un sector "que se asimila al lujo y que se paga bien". La compañía cuenta con marcas como Paco Rabanne, Carolina Herrera, Jean Paul Gaultier, Nina Ricci, Dries Van Noten, Penhaligon’s y L’Artisan Parfumeur, entre otras. Tras registrar las primeras pérdidas de su historia en el ejercicio de 2020 por el covid (-72 millones), Puig recuperó su tendencia al alza. El beneficio neto pasó de 221 millones en 2021 a 465,2 millones en 2023, lo que supone un alza del 45% en dos años. Los ingresos, de 2.585 millones a 4.304 millones en 2023, con un aumento del 29% en ese bienio.

El largo brazo de los Puig, de los que en la actualidad existen 14 primos de cuatro ramas procedentes de la segunda generación, no se limita al negocio originario y su expansión sino que, a través sociedades cuentan con participaciones en Adolfo Domíguez, donde son los segundos accionistas, con el 14,8%; Colonial; con el 7,37%; o Fluidra, con el 7%, en la que está Manuel Puig Rocha; así como en compañías que no cotizan en la bolsa como Flamagás, productor de los encendedores Zippo; o los lápices de colores Alpino, así como en Isdin, donde comparten sociedad con los Esteve, propietarios de la farmacéutica del mismo nombre, al 50% o el 25% de Lonia, la segunda compañía textil de Galicia, propietaria de marcas como Carolina Herrera y Purificación García.

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