Opinión

Esquivando el hechizo

Pollo de Mussol Reial.

Pollo de Mussol Reial. / Àlex Volney

El sufrido librero hace unos años se sentía observado en la noche, regresando a casa, habiendo aparcado lejos. Levantó la mirada y la sorpresa de un Gran Duque observando del todo paternalista, sin pestañear, desde unos cables en las alturas. Puede que fuese el recreo o la fuga de algún cetrero, la verdad que el encuentro fue impresionante y un fenomenal epílogo al final de un largo día con esos ojazos naranjas atisbando todo desde las alturas. Un puntazo amortiguando el cansino problema de aparcamiento en el corazón de la noche.

Esquivando el hechizo

Esquivando el hechizo / Àlex Volney

Pero este de la foto ya es un jovencito en un sábado del pasado abril (servidor ha esperado a la emancipación para no verter información demasiado fresca, no todos los depredadores llevan pluma), por la mañana, cuando me disponía a llegar un poco antes a la librería, sí, de esos encuentros que solamente el afortunado precariado, todo el día de arriba abajo, puede gozar no quedando nunca durmiendo o con otro plan que no sea volver a subir la barrera un día más. Ahí estaba bien en medio de la calzada, un fenomenal polluelo que jugándosela en su primer salto, tuvo la suerte de hacerlo temprano y en sábado, ese detalle que evita el tránsito del laborable para todos. ¿Adaptación al ritmo circadiano universal? Es probable.

En la foto lo pueden ver vacilón queriendo, todo estufado, impresionar al personal, la solución; cogerlo con calma y apartarlo, ponerlo en un terreno adyacente al nido y a los atentos padres sin mucha demora antes del aumento de la circulación. Minutos más tarde el tránsito hubiese decorado con otra curiosa alfombra de este despistado y novato peluche.

Se trata, en este caso, de una cría de Asio Otus, nuestro Mussol Reial que en castellano es el Búho Chico, el mismo Mussol banyut o cabrer, duc bord, duc mitjà o duc petit, mussol cabrer, mussol gros e incluso òliba amb orelles ya que el tamaño coincide con el de la lechuza. Su etimología latina lo describe como «búho con orejas». Linnaeus: « búho con plumas viejas en la cabeza y en forma de oreja». Plumaje gris marrón, muestra alas largas y anchas en vuelo, cara rojiza y ojos anaranjados. El canto es diferente en adultos «huu», cada dos o tres segundos, del «pi-hi» de demanda de los jóvenes. Ave forestal, prefiere bosques con tierras de cultivo alrededor. Puede estar en campo abierto y en zona de montaña. Algunas veces dentro de los pueblos compite con la lechuza. Mide entre 35 y 37 centímetros. Duerme en bosques de día y sale a cazar en espacios abiertos por la noche. En invierno se pueden ver durmiendo en grupos de docenas de individuos . Caza micromamíferos y también pequeñas aves. Suele dormir derecho y mimetizado en un tronco. Parece estar, actualmente, en expansión. No crían en Dragonera ni Cabrera. Suelen hacerlo en nidos abandonados de otras aves más grandes, preferiblemente nidos de cuervos. Algunas veces en depresiones en el suelo y lo hacen a finales de febrero con 4 o 5 huevos puestos en días alternos que incubará de 25 a 30 días solo la hembra que los alimentará con las presas que le lleva el macho durante los 23 y 24 días que permanecen en el nido. Crían en Europa y Magreb, y en invierno llegan individuos del centro y norte del continente. En Balears nidifican en un sitio muy especial y este de la foto lo hizo, saltó desde un punto muy emblemático de la vegetación, en Bunyola, lugar que no voy a citar por si el año que viene repiten. El nido estaba dentro de un precioso, verde oscuro y denso «empelt de bruixa», en un pino. Ahí lo tienen, de la necesidad o del defecto también se nutre la virtud o nace la belleza pues el «injerto de bruja» (o «escopinada de gegant» que no mola tanto) no es más que una deformación que padecen los pinos por un parásito. Sí, lo habrán visto más de una vez, esa bola más oscura de vegetación en el mismo árbol. El bicho alterando la estructura de la planta crea gran número de brotes enanos que crecen todos de un mismo punto haciendo esa esfera de vegetación que, no se lo pierdan, produce diminutas piñas con semillas perfectamente fecundas que van a dar lugar a unos arbolillos diminutos y de crecimiento muy lento, (acelerar para ralentizar), dando lugar, en su germinación, a una especie de bonsai natural, pero eso ya es otra historia. Como todo lo es en este mundo del librero que pasa todo el día entre las paredes de la librería con la suerte de estar rodeado de volúmenes que nos ayudan a interpretar todo lo que pasa ahí fuera, aunque sea la vida.