Gabriel Bibiloni: «Si no existieran los santos, nuestra vida sería diferente»

El lingüista y profesor de la UIB presenta mañana en el Club Diario de Mallorca ‘Santoral apòcrif. Els sants i la cultura popular’, volumen en el que desgrana la relevancia de estas figuras 

El filólogo Gabriel Bibiloni presentará 'Santoral apòcrif. Els sants i la cultura popular' en el Club Diario de Mallorca

El filólogo Gabriel Bibiloni presentará 'Santoral apòcrif. Els sants i la cultura popular' en el Club Diario de Mallorca / GB

Maria López

Maria López

Forman parte del día a día hasta el punto en que marcan el ritmo del calendario: cuando se descansa o se trabaja, qué nombre se pone a los niños y cuando y cómo toca divertirse. Esas figuras influyentes son los santos quienes, pese a la progresiva laicidad de la sociedad, continúan siendo elementos relevantes en la cultura y las tradiciones, dejando su impronta en el lenguaje, cuajado se expresiones en las que son protagonistas.

Presentación en el Club Diario de Mallorca

El lingüista y profesor de la UIB Gabriel Bibiloni acaba de publicar Santoral apòcrif. Els sants i la cultura popular (Documenta Balear, 2024), un volumen en el que recoge todos esos aspectos que marcan el día a día y las manifestaciones de la cultura popular de Mallorca relacionados con el santoral. Mañana, a las 18:00 horas, Bibiloni presentará su obra en el Club Diario de Mallorca acompañado por Felip Munar, filólogo y colaborador de este periódico. 

Explica Bibiloni que Santoral apòcrif nació en el blog que publica y donde, hace más de una década, resolvió escribir sobre el santo del día, su vida y milagros y las costumbres, tradiciones y refranes asociadas al mismo además de otros aspectos como el patrimonio arquitectónico relacionado. Una vez terminada la serie, surgió la propuesta de recoger todas las entradas en un volumen. «Revisé los artículos, los aumenté y enriquecí. El libro es un santoral que comienza explicando la vida y milagros del santo, pero en el fondo habla de los elementos de cultura popular que existen entorno a estas figuras», aclara Bibiloni.

De la antroponimia a las labores agrícolas o la lengua

Así y para comenzar, los santos determinaron la antroponimia ya que, a partir del Concilio de Trento (1545-1563), solamente se permitió a los católicos poner a sus hijos nombres de santos. El santo Patrón de cada pueblo, las fiestas, el tiempo de ocio, los refranes y dichos populares... A partir del santoral se desplegaba el calendario, marcando desde los cambios de estación a las labores agrícolas, la climatología o la astronomía. En definitiva, una guía para saber lo que tocaba hacer o lo que iba a pasar en cada momento. 

Los santos eran los referentes, modelos al servicio de la expansión de la religión

«Si no existieran los santos, nuestra vida sería diferente, el cristianismo ha creado un legado cultural y, en este sentido, separo la religión de la cultura. Explico por qué celebramos las fiestas, su fondo religioso, pero el tono es neutro. Es un libro divulgativo, para el gran público», apunta Bibiloni. Sin embargo, el autor admite que se permite algunos toques de humor e ironía, sobre todo a la hora de relatar los milagros que se atribuyen a los protagonistas de su obra.

El apoyo de la Iglesia para afianzar su expansión

Pero, por qué calaron de forma tan honda estas venerables figuras. Bibiloni explica que «eran los referentes, modelos al servicio de la expansión de la religión. Desde el principio del Crisitianismo les veneraban, les dedicaban pregarias y ponían el nombre a los hijos». Una gran parte de los santos que aparecen en el libro, el 40%, son mártires. Algunos otros, ni siquiera han existido: «Muy a menudo son mitos, cuya historia ha ido de boca en boca: Sant Jordi, Santa Eulàlia o Sant Cristòfol son ejemplo de ello y la misma Iglesia lo ha reconocido y los ha retirado del culto general», menciona Bibiloni. 

El cristianismo ha creado un legado cultural y, en este sentido, separo la religión de la cultura

Estructurado en 120 capítulos, Bibiloni dedica cien a otros tantos santos. Los veinte restantes sirven para referir los orígenes de fiestas como Pascua, Navidad, el Corpus o la Inmaculada, mencionando elementos ya desaparecidos como los ayunos durante la cuaresma o explicando cómo la Navidad y la Pascua se han convertido en fiestas civiles.

Los nombres tradicionales de Mallorca

A la hora de elegir a ese centanar de hombres y mujeres, Bibiloni ha tenido en cuenta que tengan un nombre tradicional mallorquín y que hayan generado cultura popular. Entre esos nombres destacan los de los apóstoles: Jaume, Bartomeu, Pere... Por otro lado el autor hace notar que algunos que fueron habituales se han perdido como Praxedis y otros después de entrar en decadencia, han retornado como Apol·lònia. «La costumbre de poner a los hijos el nombre de los abuelos se mantuvo durante siglos. Ahora los referentes son los famosos y en los primeros años del cristianismo esos referentes eran los santos». 

Una cultura que surge del cristianismo

La religión era fundamental y por ello impregnó todos los aspectos de la vida: «La lengua también está condicionada por este fondo religioso con expresiones como adéu o si Déu vol, refranes y dichos como plorar com una Magdalena o ficar el dit com Sant Tomàs. La religión se vivía muy intensamente», refiere el autor. 

En definitiva, según expresa Bibiloni: «Nuestra cultura surge del cristianismo. En cualquier pueblo, el edificio más importante, la silueta que sobresale, es la de la iglesia». Sin embargo, matiza que no importa si uno es o no creyente para disfrutar de todo este legado puesto que ya trasciende a su origen religioso. De hecho, comenta el filólogo que, aunque algunas tradiciones se han perdido, como la solemnidad y participación el la procesión del Corpus; también se han creado las llamadas neofestes, situadas en el contexto de la tradición.