Baleares está viviendo un retroceso en el corpus de apellidos que nombran a la población. El repertorio tuvo su época dorada entre los siglos XIII y XIV. “Entre finales de éste y principios del XX se han perdido 1.181 tradicionales”, lamenta el profesor de la UIB Gabriel Bibiloni, autor de Els cognoms de les Illes Balears (Nova Editorial Moll), un compendio de 1.932 apellidos, de los cuales se mantienen vivos unos 750. Es decir, ha desaparecido en torno al 60% del corpus total. El desangrado se produjo sobre todo a partir de la “llegada de la inmigración de la península en el siglo XX y posteriormente con el desembarco en la isla de otras nacionalidades”, sostiene. “Las pérdidas no fueron compensadas con las aportaciones venidas de fuera”, comenta. Asimismo, el sistema de transmisión patrilineal (por vía paterna) también conduce a esa pérdida acelerada, pues en cada pareja que se forma se pierde un apellido en la tercera generación. Y con la repetición de este hecho algunos llegan a extinguirse.