Síndrome posvacacional: El desafío infantil de cambiar la playa por el aula

La vuelta al colegio puede ser difícil, por lo que expertos aconsejan una transición gradual a la rutina con el fin de facilitar la adaptación

Imágenes similares volverán a repetirse la próxima semana.

Imágenes similares volverán a repetirse la próxima semana. / B. Arzayus

Belén Martínez-Lacaci

El repicar de las campanas escolares marca no solo el inicio de un nuevo año académico, sino también el regreso a la rutina después de unas largamente esperadas vacaciones. Para los niños, este reencuentro con las aulas tras el asueto puede desencadenar un complejo torbellino de emociones y desafíos psicológicos.

Concha Roig, profesora del colegio San Alfonso Maria de Ligorio y psicopedagoga especializada en niños con autismo, visualiza el nuevo curso como la planificación de un viaje. «Cuando preparas un viaje lo que necesitas es planificación, previsión e ilusión. Hay que estar listos para lo que pueda ocurrir y hay que ponerle mucha emoción y ganas», explica Roig.

Magdalena Bauzá de Mirabó, psicopedagoga y maestra en enseñar técnicas de estudio a adolescentes, destaca la importancia de establecer rutinas para facilitar la transición. «Las rutinas siempre son importantes, aunque los adolescentes suelen perderlas todas en verano. Algunos desean empezar el curso para volver a tenerlas. Para tener una buena capacidad de concentración, necesitamos todos, adultos y chicos, tener un mínimo de previsión de qué sucederá, no perder tiempo y energía decidiendo qué hacer», afirma Bauzá de Mirabó.

La importancia de las rutinas

El principal reto es la adaptación al cambio tras un largo periodo de desconexión. Esto dependerá de cada niño y de la flexibilidad cognitiva, que es la capacidad o habilidad de ajustar el pensamiento y el comportamiento a una nueva situación o demanda del entorno. «La demanda de las vacaciones es muy diferente a la demanda escolar. Esa capacidad de ajustarse recae en lo que cueste la habituación», añade Roig.

Por otro lado, Bauzá de Mirabó destaca la falta de rutinas, especialmente en cuanto al sueño, como un desafío común. La adolescencia trae consigo cambios en los ritmos de sueño. Ambas están de acuerdo en que el uso excesivo de tecnologías puede agravar los problemas de la vuelta a la rutina. «Es beneficioso que haya una hora tope para levantarse, para comer, para dejar el móvil fuera del cuarto... El cuerpo se acostumbra y lo agradece. Siempre hay que hacerlo con flexibilidad. Si identificamos rutina con rigidez, crearemos más rechazo que otra cosa», explica Bauzá de Mirabó.

Para facilitar la transición de las vacaciones a la rutina escolar, Roig recomienda realizar una transición gradual antes del inicio del curso. Esto puede incluir la recuperación de horarios, la realización de actividades tranquilas, rituales de transición, como preparar la ropa y el espacio de trabajo juntos.

La comunicación abierta entre padres, profesores y adolescentes desempeña un papel esencial en este proceso. Según Roig, esta comunicación aporta confianza y seguridad al niño, mientras que Bauzá de Mirabó señala la importancia de las reuniones de principio de curso para ajustar expectativas y evitar malentendidos.

En el caso de los niños con autismo, es crucial adaptar el entorno escolar para que sea cómodo y estructurado. Roig enfatiza en la necesidad de anticipación para que se sientan seguros y puedan desenvolverse de manera positiva en el entorno escolar. «Ellos necesitan conocer muy bien a las personas de referencia. En algunos casos, yo incluso sugiero ponerse de acuerdo con la escuela para reunirse antes de empezar el curso para conocer quién va a ser su tutor, cuál va a ser su clase, incluso saber dónde se va a sentar. Necesitan un entorno muy estructurado», añade Roig.

Ansiedad y resistencia

En cuanto a estrategias para abordar la ansiedad o resistencia al regreso a la escuela, Roig destaca que la «confianza y la sensación de tener los cabos atados» son antídotos contra la ansiedad. Por su parte, Bauzá de Mirabó menciona la posibilidad de visitar a un psicólogo si el adolescente experimenta ansiedad, y recomienda mantener actividades como el deporte para manejar estos sentimientos.

El regreso a la rutina escolar después de las vacaciones presenta desafíos emocionales y psicológicos para los niños. La adaptación gradual, la comunicación abierta y la creación de un entorno estructurado y cómodo son estrategias clave para facilitar este proceso y asegurar que los niños retomen el aprendizaje de manera positiva.

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