Primera División

Una permanencia a la medida de Javier Aguirre

El conjunto bermellón se queda un año más en Primera División con un estilo de juego muy definido y con el sello de autor del mexicano muy presente, con la defensa y el trabajo colectivo por bandera

Javier Aguirre da el visto bueno a sus futbolistas durante el partido frente al Cádiz.

Javier Aguirre da el visto bueno a sus futbolistas durante el partido frente al Cádiz. / efe

Miguel Chacártegui

Miguel Chacártegui

El Real Mallorca ya tiene la permanencia en Primera División que tanto ansiaba. Y lo ha hecho con un estilo de juego muy definido que ha demostrado ser totalmente eficaz al tener a los bermellones con 44 puntos a falta de cuatro jornadas para el final del campeonato. Y su arquitecto no ha sido otro que Javier Aguirre. El entrenador mexicano, que no ha variado ni un ápice su idea desde el inicio de campeonato, ha conseguido crear un equipo de autor. La defensa por encima del ataque y el colectivo por delante de la individualidad. Una receta alabada y criticada por igual, pero que ha cumplido su objetivo antes de tiempo.

A su llegada a la isla Aguirre se encontró un equipo roto, con un agujero inmenso en la portería y más cerca de Segunda que de salvarse. A trompicones y con sustos inolvidables como el 2-6 ante el Granada logró salvar al equipo. Con un verano por delante, el entrenador del Mallorca trabajó en la idea que había intentado implementar en las nueves jornadas que dirigió al equipo tras sustituir a Luis García: defensa por encima de todo. Pese a lo simple que pueda parecer el sistema de juego del Mallorca, ha cosechado resultados que no obtuvieron ni Vicente Moreno ni el madrileño en Primera. 

Defensa de cinco, infinitas ayudas de los centrocampistas y delanteros puestos al servicio del trabajo del equipo. Sin complicaciones con la salida del balón, aprovechando el poderío de Muriqi, el Mallorca ha basado su permanencia en complicar la vida a sus rivales. Once porterías a cero, la última este viernes ante el Cádiz (1-0). De 34 partidos disputados hasta la fecha, tan solo nueve se han resuelto, a favor o en contra de los intereses bermellones, por más de un gol de diferencia en el marcador. 

El Mallorca, con Aguirre, ha convertido sus encuentros en un via crucis para sus oponentes. Los bermellones se han doctorado en el arte de que no ocurra nada la mayor parte del partido. Llegar a inquietar a Rajkovic, un gran acierto de la dirección deportiva, ha sido casi un imposible para la mayoría de equipos, que se han encontrado con un muro aguerrido –es el equipo con más tarjetas amarillas con 115 y el segundo que más faltas comete tras la Real Sociedad con 558– y ha sabido exprimir los pocos goles que ha anotado (33). Cuando el Mallorca se ha adelantado en el marcador, tan solo Real Madrid (4-1) fue capaz de darle la vuelta al resultado. Un trabajo de desgaste continuo que ha dado sus frutos con una plantilla convencida de la idea.

Las individualidades como Kang In Lee o Muriqi se han postrado al plan general de Aguirre, que sin embargo ha acabado dando mayor rienda suelta al talento natural del surcoreano, desatado en las últimas jornadas. Pese a que el de Ciudad de México parece estar jugando al despiste con su renovación, sorprendiendo a todos este viernes al afirmar que le ha dicho a su representante que pause las negociaciones con el club, lo lógico es que Aguirre esté al mando del equipo el curso que viene. 

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