Can Morató, el edificio de Pollença con más de un siglo de historia

Caixa Colonya recurrirá la decisión del Govern de denegarle la autorización para que la antigua fábrica de alfombras sea su nueva sede

Can Morató, dedicada a la producción y exportación de alfombras, es un claro ejemplo de la industria de Pollença, que tuvo su auge entre 1920 y 1960. A principios del siglo XX, el abandono del pequeño taller o la industria doméstica en el sector textil supone la aparición de este tipo de fábricas. 

Situado al norte del pueblo de Pollença, el complejo industrial se estructuraba a partir de unos grandes espacios para la ubicación de maquinaria y obreros: planta rectangular, tejado a dos aguas y vanos laterales para facilitar la entrada de luz. 

Desde 1922 y hasta el 1967, la fábrica de alfombras de Can Morató mantuvo su actividad industrial. Destacó por la perfección de la fabricación y por la belleza de los diseños de las alfombras "a nudos" que resultaban en verdaderas obras de arte. 

La familia Bosch-Morató construyó y dirigió esta fábrica en la vanguardia de la industria textil de aquel entonces. Sus alfombras se exportaron tanto a nivel nacional como internacional, ganándose su merecida fama de producto de gran calidad.

Adquisición por Colonya

La caja de ahorros ‘pollencina’ Colonya adquirió la emblemática fábrica de tapices en enero de 2020 con el objetivo de habilitar la sede social de la entidad y de la Fundació Guillem Cifre de Colonya. Sin embargo, esta semana la dirección general de Recursos Hídricos, dependiente de la conselleria del Mar y el Ciclo del Agua, ha denegado la autorización a la Caixa Pollença para habilitar su nueva sede social porque está ubicada en una zona inundable considerada como de «riesgo muy alto» para personas y bienes. 

La fábrica de Can Morató es un bien de alto valor patrimonial, un edificio singular especialmente protegido, ecléctico, derivado del modernismo, que fue declarado Bien Catalogado (BIC) por el Consell de Mallorca en el año 2002 y que forma parte del paisaje y del patrimonio histórico de las islas, testimonio del desarrollo industrial de Mallorca antes de la eclosión del turismo. 

El complejo también tiene un elevado valor sentimental para muchos ' pollencins' que trabajaron en la fábrica mientras estuvo activa.