Lletra menuda

Interés de mercado y falta de sintonía

Llorenç Riera

El llanto de Agama, al declararse abandonada por los consumidores, no ha hallado las plañideras ni la resignación deseada. Más bien ha atizado la indignación de un sector cansado de rumiar sobre el pasto de la indiferencia y la falta de complicidad. El anuncio de reducción de proveedores por parte de Agama tiene al menos un efecto colateral positivo. Obliga al Govern a arremangarse en el trabajo efectivo para evitar una guerra de la leche en ciernes, lo cual, por ejemplo, puede tener el efecto positivo de arrinconar la fabricación de conflictos artificiales sobre el idioma.

El sector agrícola y ganadero de Mallorca no suele ser objeto de consulta ni propuesta. Está acostumbrado a la imposición del mercado y al sacrificio exigente. Pero todo tiene un límite y la central lechera, con su postura unilateral, parece haber dado con la gota que hace desparramar el vaso.

Las explicaciones dadas por Agama pueden resultar, a primera vista, coherentes por sí solas, pero quedan rebajadas a la condición de leche aguada cuando son contrastadas con las contundentes réplicas de las asociaciones agrarias y las cooperativas. A la vista de la situación planteada, no es nada descabellado pedir a Damm una inversión publicitaria para la leche semejante al rango mediterráneo que solo aplica a la cerveza. Lógica también la petición de control sobre el consumo del 5% que obliga a la hostelería o la posibilidad de comercializar la leche local en el exterior.

El declive del sector lechero va mucho más allá de la situación de Agama y su estrategia comercial reforzada con ayudas oficiales. Asociado a todo ello está el estancamiento de las ganaderías, la producción de forrajes y de cereales. También el paisaje de Mallorca.

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