La Patrona 2023: Pollença estalla con la gran batalla de moros y cristianos

El simulacro de moros y cristianos congrega a miles de participantes entregados a la sentida festividad ‘pollencina’ de La Patrona. Jaume Mercer encarna al héroe local que ha luchado contra Dragut, interpretado por Joan M. Seguí

Rosa Ferriol

Rosa Ferriol

Garrotes, espadas, el sonido de los cuernos, el estruendo de los trabucos, el olor a pólvora y una batalla tras otra. Pollença se rindió este miércoles a La Patrona con el simulacro de moros y cristianos. A las siete de la tarde en la calle Major se hizo el silencio. La emoción estaba a flor de piel. ¿El motivo? Su héroe Joan Mas, interpretado por Jaume Mercer, protagonizó el popular salto por la ventana para encararse en la primera escaramuza con Dragut, que estuvo encarnado por Joan M. Seguí. Con el grito de «Mare de Déu dels Àngels, assistiu-mos! Pollencins, aixecau-vos, que els pirates ja són aquí» estalló la batalla y los gritos de lucha se apoderaron de las calles con miles de cristianos dispuestos a derrotar a las también multitudinarias tropas turcas.

El 2 de agosto es sagrado para los pollencins y pollencines. Es puro sentimiento lo que viven en esta fecha clave que rememora la invasión corsaria y posterior victoria local de 1550. Así miles de cristianos tomaron las calles ataviados con la tradicional vestimenta blanca y sus garrotes de lucha mientras que los piratas turcos con sus espadas lucieron sus coloridas ropas para vibrar en la gran batalla.

El rey moro

El rey moro estuvo acompañado de Bartomeu Llompart y Guillem Mascaró, como lugarteniente y abanderado. Joan Vanrell, Juan Llompart, Miquel Vanrell y Antoni Cifre conformaron l’Ajuntament Vella. Otro de los puntos clave de la gran batalla fue la Plaça de Sant Jordi, donde el batallón femenino con más de cincuenta mujeres ganó protagonismo. Margalida March es una de las cristianas que se sumó al batallón. Confesó que era «un auténtico orgullo» participar de forma activa del simulacro pollencí «después de verlo toda la vida» en un segundo plano. Desde 2019 lucha en el batallón que tras el parón de la pandemia se retomó el año pasado. Vestidas a la antigua con el pañuelo identificativo del batallón hecho de tela de bolic, las cristianas esperaron armadas con filoses, arpes y falçons. Y es que este año además de la embestida, hicieron barrera para el combate de Sant Jordi, uno de los más conocidos del simulacro. Antes de la invasión de espadas y garrotes en la plaza, no faltó el cántico de «sí, sí, sí, les dones son aquí».  

La bandera y los cossiers CAIB

La bandera y los cossiers CAIB / Aj. Pollença

En este punto, el bando pirata fue retrocediendo ante el empuje apasionado de los defensores locales. La fuerza exhibida por las milicias populares obligaron a las tropas corsarias a retroceder hasta Can Escarrintxo, donde la tradición ubica el combate definitivo. Debido a un cambio en la normativa y tal y como ocurrió en el Firó de Sóller, en el simulacro pollencí también se acotaron las zonas de disparo. Tampoco hubo como ocurrió el año pasado presencia de escopetas (prohibidas en las fiestas populares) que fueron sustituidas por trabucos.

La bandera y los cossiers CAIB

La bandera y los cossiers CAIB / Aj. Pollença

«Visca Pollença»

La Patrona 2023 finalizó con el Tedèum de mossèn Moquel Tortell en acción de gracias y el cántico de los Goigs de Costa i Llobera. El colofón de la jornada fue en la Plaça Major con el Visca Pollença de la Banda de Música de Pollença. Mientras Dragut y sus tropas se reunieron en Montisión, donde el rey moro agradeció la lucha sus combatientes.

Sin ninguna duda, la fiesta se vivió con máxima intensidad desde las cinco de la madrugada cuando arrancó la fiesta con la Alborada. Ya entrada la mañana se celebró la misa en honor a la Mare de Déu dels Àngels que contó con el Ball de l’Oferta de los Cossiers, que también danzaron en la plaza Major. El acto institucional tuvo lugar en la iglesia de Montisión. La jornada se retomó por la tarde con un pasacalles de la Tropa de Cornetes i Tambors del Soldà y la procesión con la antigua imagen de la Patrona. El bullicio esperaba la hora clave para dar el sus al tan esperado simulacro.

Antes de la gran batalla, los más pequeños ataviados con la tradicional vestimenta de los cristianos se metían en el papel con el grito de «moros a la vista» al ver otros niños ataviados con la colorida vestimenta de las tropas sarracenas. En estos momentos los nervios estaban a flor de piel. Y es que pollencins y pollencines estaban pendientes del reloj porque a las 19 horas empezaba el simulacro en el que Pollença revive uno de los momentos más importantes de su historia, el intento de invasión pirata liderada por Dragut de 1550.