El golf de Son Saletes está proyectado en un terreno rústico de 600.000 metros cuadrado, en una finca situada a un kilómetro escaso del casco urbano de Sencelles, aunque una parte del predio penetra también en las tierras vecinas de Binissalem.

Los dos municipios decidieron blindarse contra un proyecto cuya documentación está en manos del Consell desde el año 2005 y que, además, está impulsado por uno de los hombres fuertes del PP en la Part Forana y poderoso terrateniente local. La inminente declaración de interés general por parte de la institución insular abre un nuevo capítulo en un culebrón con múltiples vaivenes y final incierto. Todo indica que el proyecto encontrará pocos obstáculos en su carrera final por las instituciones, gobernadas por un partido, el PP, que siempre ha defendido este tipo de macrocomplejos por encima de posibles impactos medioambientales.

La tramitación del proyecto había sido paralizada durante la pasada legislatura, cuando la comisión balear de Medio Ambiente decidió suspender la emisión de un informe porque el ayuntamiento de Sencelles había iniciado una modificación urbanística para prohibir los campos de golf. Tras el cambio de gobierno, el promotor reclamó la continuación del proyecto a la comisión medioambiental, que el pasado enero publicaba en el Boib un informe favorable a la infraestructura, acompañada de una casa-club y de otros equipamientos anexos, aunque con una serie de condiciones ambientales. Curiosamente, la misma comisión todavía no ha emitido informe sobre la modificación de las normas de Sencelles que vetan el golf.