Dado que el mercado del ocio no sabe del relax que vende y que la competencia no conoce vacaciones, resulta que a los hoteles mallorquines les llega la estadística antes que la maleta o, lo que es lo mismo, la cuenta de resultados se adelanta al turista. Es todo un agobio, un estrés permanente, Pasqua abans del Ram, ahora que estamos en ello y un sistema, una estrategia, que ha permitido conocer algunas novedades dignas de ser observadas y aprovechadas.

La más significativa de ellas es que los hoteleros mallorquines han descubierto en el vecino a un cliente en bruto que están comenzando a pulir con buenos resultados. Prueba de ello es que este año por primera vez, Cala Rajada tendrá esta Semana Santa más turistas mallorquines, contabilizados en reservas hoteleras, que alemanes, cuando éstos son sus clientes naturales y potenciales. Es una nueva tendencia clara propiciada por distintos factores y a la que no es ajena la diversidad de una sociedad que ha quitado la exclusividad religiosa a una Semana Santa que seguirá siendo muy desigual en los hoteles del Llevant y Migjorn.