Los muros del convento de Santa Magdalena en Palma estarán limpios de grafitis en febrero

El Ayuntamiento de Palma ha iniciado esta mañana la segunda fase de rehabilitación de las paredes de este inmueble protegido en las Ramblas

Los trabajadores han empezado esta mañana la segunda fase de la limpieza de los muros del convento de Santa Magdalena.

Los trabajadores han empezado esta mañana la segunda fase de la limpieza de los muros del convento de Santa Magdalena. / Irene R. Aguado

Irene R. Aguado

Irene R. Aguado

Los muros del convento de Santa Magdalena, en Palma, volverán a estar limpios de grafitis este mes de febrero. Así lo ha explicado esta mañana el presidente de Emaya, Llorenç Bauzà, que ha anunciado el inicio de la segunda fase de la rehabilitación de esta superficie llenas de pintadas vandálicas. Está previsto que termine en unos 15 días, aproximadamente, cuando se inaugurará de nuevo el inmueble ya limpio.

Los trabajos han comenzado este lunes en la pared que da a las Ramblas, en la que tres operarios taladraban y limpiaban con escobas la parte más superficial del muro. El coste de la limpieza es de unos 20.000 euros, según estima la Fundación Forteza-Rey, impulsora de la iniciativa y encargada de costearla en buena parte a través de una recaudación. Cada uno de los paneles, que desde hace años están completamente cubiertos de grafitis, cuesta unos mil euros.

El presidente de la entidad, Josep Forteza-Rey, ha recordado que el objetivo es eliminar las pintadas vandálicas que se han realizado en veinte muros y ha agradecido la colaboración del Ayuntamiento de Palma en la tarea. Igualmente, ha destacado la dificultad de limpiar los muros de edificios como este, que contiene piedra de marés en la parte inferior y absorbe la pintura más fácilmente. Por eso esta fase de la restauración es más complicada, ya que el muro está muy afectado y hay que revestirlo de nuevo.

De hecho, una vez recuperado el muro limpio, se cubrirá con un material especial para que sea más fácil eliminar futuras pintadas, si es que las hay. Para evitarlo, la fundación ha colocado varios carteles que avisan de que se trata de un edificio catalogado como bien histórico con grupo de protección urbanística A1: "Por favor, respeta sus muros", reza el letrero. Uno de los objetivos, ha comentado Forteza-Rey, es que los incívicos que vuelvan a pintar en el edificio no puedan alegar que desconocían su condición de bien catalogado.

Uno de los carteles que avisa de que este edificio es un inmueble protegido.

Uno de los carteles que avisa de que este edificio es un inmueble protegido. / Irene R. Aguado

Bauzà ha asegurado que Cort trabaja en una nueva ordenanza cívica que hace especial hincapié en las pintadas vandálicas, tanto en los edificios privados como en los públicos. Con esta normativa, pintar un grafiti pasaría de ser una falta leve a una muy grave, sancionada con multas de hasta 3.000 euros.

Por contra, ha recordado que Emaya tiene un servicio de eliminación de grafitis en fachadas privadas (casas, pisos o locales) que cuesta solo dos euros por metro cuadrado. Igualmente, tanto el responsable de la empresa municipal de limpieza como el presidente de la entidad han pedido a los ciudadanos que avisen a la Policía Local cuando ven pintadas vandálicas en este tipo de edificios públicos, inmuebles protegidos o mobiliario urbano. Por temas jurídicos, han matizado, no se pueden instalar cámaras de vigilancia en este punto, pero los agentes de policía "actuarán con agilidad" si se les avisa.

El presidente de Emaya ha asegurado que durante el último semestre del año 2023 se ha limpiado más de un 60 por ciento de pintadas que las realizadas en el mismo periodo del año anterior, especialmente desde el mes de septiembre, cuando se puso en marcha el plan de limpieza 'Palma a punt'. "El compromiso de este equipo de gobierno es el de 'pintada hecha, pintada retirada'", ha insistido Bauzà.

Sin ir más lejos, hace menos de un mes, el muro de Santa Magdalena ya fue vandalizado con varias pintadas que el Ayuntamiento eliminó en tiempo récord. Ocurrió después de que en verano Forteza-Rey ya financiara con recursos propios (y de algunos amigos) la limpieza del muro que da a La Misericòrdia. A día de hoy, esta parte se mantiene libre de grafitis, después de varias semanas de trabajo con la colaboración de ARCA y del maestro restaurador Pere Terrasa.