Controladores medioambientales en Palma: Los detectives que buscan en la basura

Diez controladores de Emaya persiguen conductas incívicas a pie de calle o buscando entre deshechos y escombros para dar con un infractor

«Informamos al ciudadano y levantamos actas, pero no le reñimos»

S.M.F. sostiene los restos del motor de un coche en Nou Llevant.

S.M.F. sostiene los restos del motor de un coche en Nou Llevant. / B. Ramon

Jaume Bauzà

Jaume Bauzà

La prueba del delito —o de la infracción— puede estar en la basura. Lo saben los diez controladores medioambientales de Emaya que cada día recorren Palma para combatir el incivismo: haciendo pedagogía o levantando actas que acabarán en propuestas de sanciones.

A veces la infracción se produce a simple vista —quien pasea a su perro sin correa, lanza un papel al suelo o tira la basura fuera del horario establecido— pero otras veces hay que investigar para determinar una autoría. «Es un trabajo de detectives», resume S. M. F. mientras rasga con un cúter un saco de escombros abandonado en una calle de Nou Llevant. En el barrio brotan nuevas construcciones y también depósitos ilegales de materiales de obra, en solares y en plena vía pública.

Esta controladora medioambiental advierte de que Nou Llevant forma parte de un sector «muy movido» en el que se incluyen Reyes Católicos, Pere Garau y la Soledat. Lleva más de tres años ejerciendo este trabajo y lo explica mientras recorre algunos de los «puntos negros» de la zona. Detecta la infracción con mirada experta, se enfunda los guantes y rebusca entre deshechos y escombros para dar con una pista que le conduzca a la empresa o particular infractor.

Sacos de obra abandonados en la vía pública.

Sacos de obra abandonados en la vía pública. / B. Ramon

Una factura o notificación que contenga un nombre o una dirección es un tesoro para dar con quien abandona material de obra en la vía pública, tira residuos en un contenedor, es responsable de un desborde de bolsas de basura o deja trastos en la calle fuera del horario permitido.

«Para localizar la procedencia puedo necesitar un día, o meses. Ahora es más difícil porque cada vez hay menos cartas y notificaciones en papel, muchas cosas se hacen por Internet. Pero sigue habiendo, y cuando identifico a alguien me pongo en contacto con el ciudadano en cuestión, le explico que ha cometido una infracción y que se levantará un acta» describe S. M. F.

«En una ocasión encontré una carta en el cajón de una mesa abandonada en la calle que me llevó al propietario», añade esta controladora.

Sanciones de hasta 3.000 euros

Estos profesionales forman parte del departamento de Inspección de Emaya. Su responsable, Lluís Amengual, explica que, además de los ciudadanos que en un momento dado cometen algún acto incívico, existen los «infractores profesionales» que a cambio de un dinero se ofrecen a constructoras y particulares que hacen una reforma para llevarse los escombros. «Se anuncian en el portal Milanuncios, hay 30 o 40 camionetas que van tirando material de obra o trastos en cualquier sitio en lugar de hacerlo en uno de los Punt Verds que hay en Sant Jordi y en Son Castelló», subraya Amengual.

El controlador levanta un acta y le entrega copia al infractor. Quien incoa el expediente que acabará en una propuesta de sanción es la regidoría de Medio Ambiente, Espacios Naturales y Sostenibilidad del Ayuntamiento de Palma. Las sanciones leves tienen una cuantía de hasta 750 euros, las graves un máximo de 1.500 y las muy graves hasta 3.000.

Media docena de sacos llenos de material de obra se acumulan a los pies de un árbol en Nou Llevant. S. M. F. echa mano de los guantes y rebusca en el interior con la esperanza de encontrar un papel que delate su procedencia. «No hay un embalaje y por tanto no hay un número de cliente o una factura a nombre de alguien. En este caso notifico la ubicación para que un camión de Emaya venga a recogerlos y hago un seguimiento del caso. Es habitual que el infractor repita en el mismo sitio, así que volveré a pasar para ver si lo pillo ‘in fraganti’», manifiesta esta profesional.

Un papel hallado en una pila de escombros ilegal puede delatar al autor.

Un papel hallado en una pila de escombros ilegal puede delatar al autor. / B. Ramon

Le gusta su trabajo, pero admite que no está entre los más codiciados dentro de la empresa municipal porque su desempeño incluye abordar a ciudadanos incívicos. «Saber tratar con las personas es muy importante. Les explico que han cometido una infracción, no les riño. Y les informo de que se levantará un acta que derivará en un expediente sancionador», explica S. M. F..

«A veces no colaboran», indica esta controladora medioambiental, consciente de las limitaciones de su trabajo. «Por ejemplo, si me acerco a alguien que lleva al perro sin correa no puedo obligarle a que me dé los datos para levantar un acta. Si no se quiere identificar, me tengo que limitar a informarle. O advertirle de que daré aviso al policía de barrio para intentar que no reincida», afirma.

También son «formadores» que hacen pedagogía. «Vas informando de en qué contenedor tirar la basura, qué día se sacan los trastos o lo importante que es reciclar si ves a alguien que no lo hace. En esto nos tenemos que poner ya las pilas. Hay gente que delante de mis narices ha metido cuatro garrafas de plástico en el contenedor de rechazo», lamenta.

En la frontera entre Nou Llevant y la Soledat S.M.F. se detiene ante un contenedor. En el suelo y en su interior aparecen piezas de un vehículo. «Es posible que se trate de un mecánico pirata que ha tirado aquí los restos de una reparación. Pero está prohibido porque esto es un residuo peligroso», advierte mientras sostiene en alto lo que parecen restos de un motor.

Brigada de pluviales

Determinar la procedencia será difícil, pero advierte de que en ocasiones cuentan con aliados: «Un vecino lo ve todo. Nos aportan información y también fotos».

Este servicio de inspección de Emaya también cuenta con una brigada especialista en pluviales. «Hace un año y pico una constructora bombeaba agua de la obra al torrente, y ese agua llegó al Portitxol. Nosotros levantamos acta e investigamos la procedencia», destaca Amengual.

Ya en la Soledat, S.F.M. se detiene ante una pila de escombros amontonada contra una pared. Minutos después aparece una pala de la empresa municipal para retirarlos y en ese momento la controladora distingue un papel dentro de uno de los sacos de obra. Pero la esperanza da paso a la decepción porque en el documento no hay un nombre o una dirección, solo la descripción del tipo de material. Pero quién sabe: «A veces revuelvo entre la basura diciéndome: ‘Tengo que encontrar algo’. Y quien la sigue, la consigue», sentencia.

Emaya atiende denuncias vecinales por Internet o teléfono

El servicio de controladores mediomabientales de Emaya también se activa a partir de quejas o reclamaciones de los vecinos sobre conductas incívicas que hacen llegar a la empresa municipal a través de su página web o en el teléfono 971 240 240. En 2022 este departamento atendió 759 incidentes, la mayoría relacionados por desbordes de basura, ensuciar la vía pública, trastos y escombros de construcción. El número de casos en lo que llevamos de 2023 asciende a 809, más que en todo 2022.

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