Incivismo en Palma: «La calle Fàbrica es un festival de incumplimientos»

Vecinos de Barri Cívic de Santa Catalina y Es Jonquet redoblan su ofensiva contra el ruido y la excesiva ocupación de las terrazas: «Tenemos un problema de salud pública que hay que abordar de una vez»

Esperança Lliteras y Elena Pieras, fotografiadas el lunes en Es Jonquet.  | GUILLEM BOSCH

Esperança Lliteras y Elena Pieras, fotografiadas el lunes en Es Jonquet. | GUILLEM BOSCH / jaume bauzà. palma

Jaume Bauzà

Jaume Bauzà

Las asociaciones de vecinos Barri Cívic de Santa Catalina y Es Jonquet comunicaron el pasado viernes su unión para hacer frente a la «degradación» de ambos barrios como consecuencia de una oferta de ocio nocturno —y diurno— que ha alterado la vida y el descanso de los residentes. «Tenemos un problema de salud pública que el Ayuntamiento tiene que abordar de una vez. Pedimos medidas valientes», subrayan Esperança Lliteras y Elena Pieras, miembros de la unificada asociación.

«Santa Catalina es un barrio sobrecargado, hay un exceso de oferta y de clientes. El problema es que empieza a las seis de la mañana con el mercado, son 24 horas de ruido y muchos vecinos no pueden descansar como toca», lamenta Pieras. «He vivido siempre aquí y por primera vez siento inseguridad. Hay un ocio nocturno tóxico que cierra a las cinco de la mañana, que genera ruido, gritos y muchos van borrachos. Hay calles por los que yo no pasaría por la noche», manifiesta.

Asimismo, señalan que no cambiarán el guión con el cambio de gobierno en Cort. «Seguiremos reivindicando un barrio en el que se pueda vivir. El anterior equipo de gobierno se puso las pilas en algunos aspectos a fuerza de ser muy críticos e insistentes, pero el problema ha continuado. Al actual Ayuntamiento vamos a darle tiempo para que aterrice, pero vamos a seguir en la misma línea de reivindicar y exigir soluciones».

En el nuevo organigrama ha aflorado una regiduría de Restauración dirigida por Javier Bonet. «Le pediríamos un horario de cierre prudente; los locales hasta las 5 de la mañana son incompatibles en una zona residencial. Que reduzca los horarios, y si no que traslade esos locales a la periferia», señala Lliteras, al tiempo que critica la ausencia de controles policiales: «Este año no he visto ni un solo policía. Ni a pie, ni en coche. Es importante porque tenemos la certeza de que hay locales que incumplen. De hecho, Fàbrica es un festival de incumplimientos en cuanto a ocupación de terrazas y horarios».

"Trabajo precario"

Las dos activistas responden a quienes defienden la restauración como una actividad generadora de riqueza. «Mueve dinero, y también genera trabajo precario. Muchas veces detrás tienen fondos de inversión. Parece que estemos en contra de que haya trabajo, pero es trabajo precario, mal pagado y poco cualificado», sostienen.

Y concluyen: «Pedimos a todo el mundo que empatice con nosotros porque este problema lo puede sufrir cualquiera que vive en Palma. Mañana te pueden poner un bar abajo con cuatro mesas y que cierre a las doce y media, y ya te han amargado la existencia».

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