María: «Cuando llegué a Mallorca y vine a vivir a Corea me eché a llorar»

· «En estos pisos hay gente de todo tipo, muchos vecinos trabajadores de toda la vida, pero hay incívicos»

· Es el barrio de Palma con menor renta anual por hogar, 18.082 euros de media

Corea.

Corea. / M.E.V.

M. Elena Vallés

M. Elena Vallés

María es de Rumanía. Actualmente reside en uno de los primeros bloques de las viviendas sociales de Corea, el barrio de Palma con menor renta anual por hogar, 18.082 euros de media. «Ahora estoy en la parte más cuidada, pero cuando llegué a Mallorca y vi donde tenía posibilidades de vivir, en concreto en uno de los edificios que derribaron del barrio, me eché a llorar», confiesa. «Yo venía de estar en una zona bonita de Valencia, en un piso de 120 metros, y de repente me vi aquí. Me mudé por el trabajo, porque allí no había, y mi hermano me dijo que viniera a la isla que había muchos empleos de hostelería», narra.

María empezó a trabajar de cocinera. Vivió durante dos semanas con su hermano y después consiguió un piso sin contrato en uno de los peores edificios de Corea que ya fue derruido. «Había montañas de basura en la escalera, ratas y siempre se escuchaban gritos. Viví allí con mucho miedo durante dos meses, luego me salió otro piso en otro bloque de Corea más cuidado y lo alquilé. Ahora ya soy propietaria. Ahorré, lo compré y lo reformé entero», explica. «Es cierto que hay gente incívica y que no sabe convivir, pero este barrio también es de gente trabajadora que no puede irse a otro barrio porque te piden 300.000 euros por un piso», lamenta. 

«Ahora me gusta mi casa, la he arreglado, me gustaría que se pudiera cerrar con una barrera el patio como han hecho tres comunidades que están cerca de la calle General Riera. Deseo que estas calles mejoren y haya más limpieza».

Otra vecina que pide ocultar su nombre asegura que en Corea aún hay gente de toda la vida, «es mi caso». «Algunas casas por dentro están bien, la mayoría son propietarios, hacen mantenimiento. A mí me gusta el barrio, estos patios donde nos podemos sentar al fresco con nuestras sillas, pero hay gente que tiene otras costumbres y ensucia mucho y es incívica, por lo que hay ratas y basura», lamenta. «Se ponen hasta las 5 de la mañana a hacer ruido, a beber o a comer pipas. Son las once de la mañana, y muchos todavía están durmiendo», cuenta.

"El barrio está sentenciado"

Ramón cree que el barrio está sentenciado. «Nos quieren echar porque esto está muy cerca del centro y aquí harán pisos de lujo y algunos ganarán mucho dinero. Pero no pensamos movernos», asegura. «Estamos abandonados y olvidados por el Ayuntamiento, necesitamos que sigan rehabilitando el barrio y que haya mucha más limpieza, aquí solo limpian cuando viene el alcalde o alguien importante. Precisamos de señales de tráfico, badenes, cedas el paso y que hagan algún parque. También necesitaríamos ayudas para arreglar los bloques, pero parece que esperan a que esto se declare en ruinas para echarlo para abajo». Ramón está con dos amigos: Andrés, que cobra el Ingreso Mínimo Vital, y Xisco, que es fontanero. «Es difícil encontrar trabajo para nosotros, tenemos mala fama, pero hay que pagar facturas y alimentar a nuestras familias», dicen. «Además, Corea ya no es barato. Yo pago 750 euros por un piso pequeño», confiesa Andrés. «Para una vivienda de alquiler social hay lista de espera».