Masajes orientales en Palma: Son Armadams exige soluciones «urgentes» contra el ‘boom’ de locales chinos

Los vecinos de Son Armadans no quieren esperar más y exigen al nuevo Ayuntamiento soluciones «urgentes» para paliar el ‘boom’ de locales de masajes chinos que proliferan por todo el barrio, una preocupación que llevan meses denunciando: «La identidad del barrio se está perdiendo. En algunas calles hay diez locales cada 500 metros».

Así se lo trasladará la presidenta de la asociación de vecinos de Son Armadans, Catalina Llompart, al teniente de alcalde de Urbanismo, Óscar Fidalgo, en la reunión que tienen convocada el lunes por la mañana en la concejalía: «Tenemos pensado presentarnos al alcalde y al resto de regidores en septiembre, pero este asunto es urgente y no podemos dejarlo pasar», insiste Llompart.

Los vecinos de Son Armadans reclaman al nuevo Ayuntamiento que regule los locales de masaje chinos

Los vecinos también tienen pensado convocar un encuentro con Asociación China de Balears para que medien en esta situación. «No conseguiremos que cierren, tienen permisos y licencias en regla. Pero, por lo menos, nos gustaría que quiten la cartelería y los letreros luminosos», comenta la líder vecinal. Este lunes exigirán a la concejalía de Urbanismo que empiece a regular la distancia entre locales chinos, como se hace con las farmacias o los salones de juego.

Además, aprovecharán para comentarle otros temas igualmente importantes, como la necesidad de «cerrar el parking ilegal» de la calle Federico García Lorca que inauguró el anterior equipo de gobierno para paliar la falta de aparcamiento por las obras en el Paseo Marítimo: «Entendemos que hacen falta plazas, pero en este espacio no. Esto es un parque, un espacio público libre», señala Llompart. La presidenta asegura que el parking, abierto las 24 horas, es un imán para las fiestas y los botellones: «No se puede abrir por más noches, hay vecinos que llevan seis meses sin dormir», lamenta.

También quieren poner sobre la mesa el «sobrecoste» de la financiación de las piscinas de s’Aigo Dolça y urgir al nuevo concejal a que actúe cuanto antes: «Que empiecen y acaben de una vez. El Ayuntamiento lleva más de 30 años con este tema». Por último, la intención es hablar con Fidalgo sobre el futuro de Son Dureta: «Queremos evitar que haya un pelotazo urbanístico», señala Llompart, «y que se inicie la construcción del centro sociosanitario prometido».

La presidenta de los vecinos de Son Armadans confía en que el nuevo equipo de gobierno tome cartas en el asunto, especialmente respecto a la proliferación de locales chinos, después de la difícil relación con Cort en la anterior legislatura: «Con José Hila jamás logramos tener un acercamiento», asegura. «No es una cuestión de siglas, porque el mejor concejal de distrito que hemos tenido fue el socialista Antonio Donaire, y con Toni Noguera (Més per Palma) había buena relación», explica.

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