Los vecinos de Palma estallan ante las oficinas bancarias cerradas: "Pedimos que las instituciones actúen"

Denuncian degradación, suciedad y okupaciones que en ocasiones son problemáticas. "Deberían poder alquilarse a un precio asequible para que abran comercios de barrio"

Sucursal de la calle Sant Ferran de Palma que fue okupada.

Sucursal de la calle Sant Ferran de Palma que fue okupada. / B.RAMON

M. Elena Vallés

M. Elena Vallés

El paisaje urbano de Palma, si tiene algo en común, es que presenta vistas a oficinas bancarias cerradas. La ciudad está llena de locales que fueron sucursales y que muestran un estado de abandono avanzado. En total, desde 2015 han cerrado 168 establecimientos financieros, lo que supone un centenar de locales clausurados que poca salida han tenido en el mercado inmobiliario. Los motivos son diversos.

«Tienen muchos metros, en primer lugar, y no son baratos», expone la vicepresidenta del Colegio de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria de Balears, Natàlia Bueno. «Entidades financieras y fondos con carteras inmobiliarias de bancos adjudicadas no están dispuestos a vender a un precio inferior», señala. «Se venden y alquilan las que son más baratas o las que están ubicadas en lugares comerciales», indica.

Es lo que ha sucedido por ejemplo con el local que fue sucursal del BBVA en Avenida Alejandro Rosselló, que ahora es un Bershka del grupo Inditex. Una fuente fiable que trabaja en el mercado inmobiliario conocedora de la operación explica que dicho local fue propiedad de un fondo de inversión y que el BBVA lo tenía alquilado con derecho de subarrendamiento. "Luego lo compró un inversor mallorquín, que es quien lo ha alquilado a Bershka», confirma.

Esta misma fuente relata que en el año 2007 se produjeron operaciones importantes de venta de sucursales del Santander y del BBVA «Las compraron fondos de inversión y los bancos se quedaron como arrendatarios por 40 años. Sabadell y el Banco Popular también lo hicieron, pero a una escala más pequeña, a través de family office e inversores locales. CaixaBank también ha vendido activos inmobiliarios a fondos», apunta.

Otra oficina bancaria ubicada en Ciutat completamente cerrada.

Otra oficina bancaria ubicada en Ciutat completamente cerrada. / B. Ramon

Fondos de inversión

Natàlia Bueno añade a esta cuestión que a veces es difícil saber a qué empresa pertenecen estas sucursales y quién es su propietario real. «Van rodando entre fondos y grupos de fondos buitre. Éstos se van pasando las carteras de inmuebles de un lado a otro», indica.

Dar con el dueño es muchas veces un dolor de cabeza para los vecinos cuando se presentan problemas como las okupaciones o cuando se deben facturas a la comunidad de propietarios.

«A veces si hay okupas les cuesta presentarse para hacer una denuncia», asegura el presidente de la Associació de Veïns de Es Fortí Salvador Maimó. En su barrio y alrededores, ha habido okupaciones y conatos que han sido frustrados, como en la sucursal de la calle Francesc Martí i Mora o en plaza Madrid. La de la calle Pascual Ribot está okupada y también la de Emili Darder, «ambas por familias que no están creando problemas a los vecinos. No tiene nada que ver con lo que sucedió en la de San Fernando, una comuna de juerga y droga. Los vecinos se vieron muy afectados por el ruido y la degradación».

"Gana la especulación"

Desde su punto de vista, como habitante de un barrio donde hay una elevada ratio de sucursales vacías, «estos locales que eran de los bancos no son una prioridad para sus propietarios. Su objetivo debería ser darles salida, pero gana la especulación. Deberían estar obligados a sacarlos al mercado por precios asequibles».

Otra oficina bancaria ubicada en Ciutat completamente cerrada.

Otra oficina bancaria ubicada en Ciutat completamente cerrada. / B. Ramon

La presidenta de la Federació d’Associacions de Veïns de Palma, Maribel Alcázar, abunda en la idea: «Si se empieza a plantear un alquiler asequible para los pisos, que también se haga para los locales comerciales. Porque al final no se puede montar nada que no sea un bar o un restaurante», argumenta, «y los barrios necesitan servicios, por eso tampoco estoy de acuerdo con que los bajos de las fincas sean viviendas».

Responsabilidad institucional

Para Alcázar, en la cuestión de las sucursales vacías y cerradas subyace una responsabilidad institucional. «Primero, porque hay un desprecio hacia la vida de las personas más mayores y vulnerables, que se están viendo forzadas a hacer grandes desplazamientos para acceder a la atención bancaria». Por otra parte, asegura que se repite la misma problemática que se da con los pisos que se quedaron los bancos. «Son los morosos de las comunidades». En el tema de las okupaciones de estos espacios, «hay que advertir también de la presencia de mafias que se aprovechan de la gente sin recursos».

En resumen, «hay un gran desentendimiento de los bancos y los fondos por estos locales porque son meras inversiones para ellos». Para la presidenta de las asociaciones vecinales hay que pedir explicaciones y soluciones a las administraciones: al administraciones Govern y al Consell. «Son nuestros interlocutores, no los bancos. No pueden tener manga ancha con estas estructuras del capitalismo mientras que al ciudadano no le pasan ni una e incluso si la institución se equivoca acaba pagando el de a pie. Así que son las instituciones las que deben exigirles a los bancos y fondos que den salida a estos locales para dar un servicio a los barrios y los mantengan, porque también hay un problema de salubridad. ¿Acaso no rescatamos a la banca? Creo que algo nos deben», reflexiona. «En la Federació trabajamos con Colonya Caixa de manera presencial. Nos seguimos sintiendo personas y la estamos recomendando».

División en locales más pequeños

Natàlia Bueno también considera que ayudaría y facilitaría su alquiler el poder dividirlos en dos o tres locales si la normativa urbanística fuera más flexible, algo que desde su punto de vista sería necesario en casos como éste. Asimismo, considera que sería más positivo que se convirtiesen en una vivienda que en un bar, «seguro que la comunidad de vecinos lo preferiría». Esta es una salida que sería razonable «para calles paralelas donde apenas hay demanda de locales porque nadie pasa por allí». Para la agente de la propiedad, el Ayuntamiento debería presionar para que estos locales salieran al mercado «o debería buscar fórmulas como en Barcelona para dinamizar los locales comerciales, impulsando y facilitando su alquiler a artistas o pequeños artesanos».

Este diario se ha puesto en contacto con algunas entidades bancarias con presencia en Palma para preguntar qué planificación tienen para las sucursales cerradas pero en dos semanas no ha recibido respuesta.

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