Fantasmas en realidad

Mª Dolores Vázquez Rovira

Sin miedo a los fantasmas al saber que no eran verdad. Niñez e inocencia. Sólo disfraces que recuerdo vestidos de sábana o tela blanca. Podía ser cualquiera. Yo no. Poco y nada amiga del disfraz incluso en el que podría llamar modo de ser. No lo cambio.

Pero hace varios días el terremoto en Marruecos -zona sur Marrakech- removió cual temblor imposible la tragedia espantosa que se acerca a tres mil muertos y una enorme cifra de heridos. Ayuda internacional. La UME de España. Todos a buscar y rezar. A llorar. No dormir. Pasar hambre. Horror que no deseo a nadie pero que en latigazo mental de fantasma me ayuda a, con esta breve carta, sentir con ellos. Los salvos y sanos si pudiera ser.

Y un sentido recuerdo en sobresaliente admiración para Enma Igual, cooperante española en la guerra tan injusta que arrasa Ucrania. Emna Igual murió por la metralla de fuego enemigo. Volverá «a casa», es un decir, y recibirá a título póstumo la Medalla de Isabel la Católica. Ya. Los fantasmas están escritos como deberes de colegiala que no entiende los porqués y es consciente de que, cosas así, jamás las entenderá.