Opinión | Elecciones vascas

El mensaje que Euskadi lanza a España

Los vascos evidencian que ellos tienen su propia lectura política y han repartido el premio gordo entre dos socios estratégicos de Sánchez, pero dejando claro cuál es la letra pequeña

Ortuzar, PNV: "No vamos a defraudar esa confianza"

PI STUDIO

21 de abril de 2024. Los vascos han votado. Y han lanzado un mensaje político a España y a sus representantes políticos: ellos tienen su propia lectura de cómo se ha gestionado Euskadi en los últimos años y del peso e influencia logrado en el reparto de poder nacional. Un peso e influencia que pretenden seguir teniendo. Los peneuvistas (algo tocados, pero ni mucho menos hundidos) seguirán gobernando si no hay sorpresas de la mano de los socialistas. Les dan los números. Y en el cuartel general de Ferraz se repetía en estos meses que “todavía no toca” plantearse favorecer un gobierno de Bildu. Aunque ganasen en votos y escaños. Que faltan unos años de terapia política y social, de superación de luto, para esa ecuación. Que la criticada decisión del PSN (obviamente bendecida por la dirección de Madrid) de entregar en ayuntamiento de Pamplona a los abertzales no era trasladable a la comunidad y que así se había comunicado, con tiempo, a los interesados.

El caso es que en el 21-A los vascos han premiado claramente la mirada nacionalista-independentista de su realidad (PNV y EH Bildu), abriéndosele definitivamente la puerta a los abertzales a aspirar a más, a aspirar a todo, si continúan los próximos años aferrándose a la gestión y a los problemas del día a día, especialmente a los que atañen a los más jóvenes, que confían en ellos sin tantos recelos como otras generaciones que mantienen viva la memoria histórica y los recuerdos sobre sus amistades peligrosas, peligrosísimas, de antaño. Esas que no se han atrevido a llamar en campaña “banda terrorista”, ya saben. Bildu no gobernará esta vez, pero se queda a las puertas. El vértigo solo se aplaza. Y en la política nacional el resultado del 21-A se va a hacer notar. Al tiempo.

Los ciudadanos de Euskadi le han dado un medido tirón de orejas a los peneuvistas (han pasado de 31 escaños a 27) por acomodarse en una Lehendakaritza que ha sido más suya que de nadie, arrebatándoles cuatro sillones en su parlamento con respecto a las anteriores elecciones y obligándoles, con avisos sondeo tras sondeo, a renovar candidato y a un buen puñado de integrantes de la lista. A la obligada operación’renove’ en el PNV hay que sumar que sus vecinos le han colocado a EH Bildu de igual a igual frente al espejo, con 27 escaños, lo que supone un ascenso de seis escalones respecto a los últimos comicios.

PNV y Bildu han empatado. Esto es histórico. Políticamente se podrán tutear. Un punto de inflexión. Un aviso a navegantes para que los peneuvistas espabilen si quieren seguir siendo hegemónicos. Una merienda en toda regla por parte de los abertzales del voto vasco que aglutinaba antes Podemos –que se queda fuera de la Cámara, RIP, mientras que Sumar salva la cara por la mínima con un escaño- . Hay un premio compartido para PNV y Bildu aunque seguirá reinando el primero, dos socios estratégicos de Pedro Sánchez que, seguro, incrementarán aún más su competencia en Madrid después de haber echado ya el pulso en sus propias urnas.

En cuanto a los socialistas, que también han tenido su operación de reconstrucción en Euskadi con otro candidato y otra filosofía de campaña (basada en que ser socio no es sinónimo de renunciar a hacer críticas al PNV), han logrado un resultado electoral que cumple, e incluso supera por la mínima, sus modestas expectativas...Claro que lo que son parece más o menos dependiendo de lo que se tenga en cuenta lo que un día fueron en esta tierra. Pero este domingo los socialistas se congratulaban porque no sólo son decisivos para que los peneuvistas sigan en el poder y evitar, por otra temporada, que Bildu se haga con esa llave, sino que han subido dos escaños pasando de 10 a 12. Después del fiasco de las gallegas, un respiro.

En el PP, el escaño que han logrado subir (han pasado de seis a siete en estos comicios) ha sabido a poco, pero tiene letra pequeña. Esta vez se presentaban solos, no en coalición. Todos los votos y escaños son suyos, por lo tanto, la subida real es mayor que la oficial, aunque menor de lo esperada. Contaban internamente con un desgaste mayor y más profundo del PNV y con que lograrían fagocitar todo el voto de Vox en Euskadi para engordar su resultado y su fuerza de la mano de un aspirante más moderado. Veterano pero con futuro para crecer en una Euskadi poco dada a los excesos de la política. Y sí pero no. Ha habido erosión de los peneuvistas y tembleque en la extrema derecha, pero el partido de Santiago Abascal ha aguantado el tipo con un escaño. Los populares se han quedado con hambre y miran ya a Cataluña, siguiente estación electoral, donde cuentan con una subida de enjundia.