Desvelos en la abundancia turística
El sector turístico regresa de Fitur satisfecho ante las perspectivas de una gran temporada que podría incluso superar el récord histórico de 2023 y, a la vez, comprometido a involucrarse en la evolución hacia un modelo que garantice la sostenibilidad medioambiental y social. El turismo se reivindica como motor del crecimiento económico y palanca del empleo en España y Baleares, donde se prevé abrir el 70% de la planta en marzo y el 90% en abril. Se consolida la desestacionalización. Los empresarios de las islas han ganado dinero, también han mejorado los salarios, aunque siguen faltos de mano de obra en un contexto inflacionista y de dificultad en el acceso a la vivienda. El encarecimiento de los paquetes para compensar costes y oxigenar márgenes no ha retraído la demanda, todo lo contrario. Tras la pandemia, se mantiene el denominado turismo de revancha, se priorizan los viajes sobre cualquier otro gasto. Además de riqueza, la avalancha produce efectos más indeseados, como la saturación, que genera problemas de convivencia ciudadana y que puede acabar arruinando el atractivo del destino. Permeable a ese malestar y a ese riesgo, se ha generado un consenso mayoritario entre los operadores turísticos en torno al reto de mantener la fortaleza del sector evitando la masificación. El debate ha enfrentado al segmento hotelero con el del alquiler vacacional, con reproches sobre dónde se concentran los crecimientos contraproducentes. En ámbitos ecologistas, sienten que se han apropiado de su lenguaje, sin trasladar el mensaje al terreno de la acción, donde ellos abogan por la palabra tabú: decrecimiento.
En su primer Fitur, el Govern de Marga Prohens carga contra la política expansiva en número de plazas del anterior Ejecutivo de Francina Armengol, al tiempo que promete levantar la moratoria de la socialista en la nueva Ley Turística. Entre las medidas más reseñables, destaca el acuerdo con Booking para intercambio de información, a fin de expulsar de su plataforma a la oferta de pisos turísticos sin licencia, asunto que inexplicablemente no aborda Europa. Llorenç Galmés ha aprovechado el escaparate de Fitur para promocionar el potencial cultural y gastronómico de una Mallorca que es mucho más que sol y playa. Otro asunto de desvelo en el remanso de la abundancia es el cambio climático y su efecto en el área mediterránea, una de las más expuestas no solo desde el punto de vista medioambiental. Un estudio de CaixaBanc Research concluye que los viajeros dejan menos dinero en las zonas donde aprieta el calor. Otro estudio conocido esta semana, el del BBVA, augura una notable desaceleración de la economía balear este año, que contrasta con las buenas perspectivas turísticas expuestas en Fitur. La 44 edición de la feria nos deja la imagen del regreso de los Reyes al estand balear tras una década ausentes, eso sí, acompañados de Armengol como presidenta del Congreso, y el deshielo en las relaciones entre Pedro Sánchez y Simón Pedro Barceló.
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