Juicio

El abogado acusado de acuchillar once veces a su exmujer en Valencia "sabía lo que hacía"

Los forenses descartan que padeciera una depresión mayor y cualquier tipo de trastorno mental 

Las secuelas de la víctima: "Cada vez que se desvista va a recordar el terror que vivió"

El acusado de intentar asesinar a cuchilladas a su exmujer en Massamagrell.

El acusado de intentar asesinar a cuchilladas a su exmujer en Massamagrell. / Redacción

Ignacio Cabanes

El juicio contra José Manuel A. T., el abogado acusado de intentar asesinar a su exmujer de once cuchilladas en Massamagrell (Valencia) el 8 de marzo de 2021, quedó ayer visto para sentencia. Ejerciendo su derecho a última palabra, el presunto asesino machista –lo es en grado de tentativa por los héroes que salvaron milagrosamente la vida de la víctima– trató de dar pena sintiéndose la víctima, tras la ruptura con la que fue su esposa durante seis años y, sin mostrar arrepentimiento alguno de su acción, insistió en lo mal que lo estaba pasando al no poder ver a los hijos de ella, a los que había visto crecer.

Hasta ahora el procesado había guardado silencio después de acogerse a su derecho a no declarar en la primera sesión del juicio celebrado en la Sección Primera de la Audiencia Provincial de València, para evitar ser interrogado sobre cómo armado con un cuchillo tipo machete trató de asesinar a su expareja colocándose a horcajadas sobre ella y sin darle posibilidad alguna de defensa. Tras escuchar todos los testimonios y pruebas que acreditan tanto la tentativa de asesinato como el acoso sistemático al que sometía a su ex, el acusado alega que nunca fue consciente de que su actitud fuera machista y que de haberlo sabido se habría puesto en tratamiento para corregirla. Para colmo alega que era él quien sentía miedo cuando se acercaba a Massamagrell porque, según él, "temía que lo apedrearan" porque todos apoyaban a su exmujer.

Respecto a la carta amenazante que envió desde prisión a los hijos de su víctima una semana después del brutal ataque, el acusado argumenta que era para pedir perdón y que se habían malinterpretado sus palabras: "Mamá lo ha querido así, ..., será el infierno en nuestras vidas, ... lucharé por vosotros hasta las últimas consecuencias".

La sesión de ayer sirvió también para descartar cualquier posible atenuante por la salud mental del acusado, quien "sabía perfectamente lo que hacía" cuando asestó diez cuchilladas a su víctima mortales de necesidad (presentaba una herida más superficial en el cuello), según remarcaron los forenses y la médico que atendió a la mujer.

Las forenses del Instituto de Medicina Legal de València descartaron que el acusado padeciera en el momento de los hechos una depresión mayor y cualquier tipo de trastorno mental que afectara sus facultades. De hecho, más allá del sentimiento decaído al no haber aceptado la ruptura, el procesado seguía trabajando como abogado y no presentaba criterios depresivos. Asimismo, tras ser evaluado por psiquiatría tras unas supuestas lesiones autolíticas, se descartó "una ideación autolítica activa".

Daño emocional y social

El equipo multidisciplinar de la Unidad de Valoración Forense Integral (UVFI) que exploró a la víctima también detalló las graves secuelas psicológicas y el daño emocional y social que desde ese 8 de marzo impiden a la agredida relacionarse y llevar una vida normal. "Cada vez que se viste o se desvista en el espejo va a ver una huella visible del ataque que le va a recordar el terror que vivió".

Las especialistas de la UVFI también detectaron la situación de sometimiento previa al ataque, incluso durante la propia relación, en la que el acusado siempre había impuesto su criterio. También remarcaron que ese miedo a su agresor no ha desaparecido, sino que persiste acrecentado por la carta que recibieron sus hijos, ante el temor de que su asesino pueda culminar la acción que se vio frustrada ese día.

Sin la intervención de un vecino, que se enfrentó al acusado golpeándole con los palos de una fregona y una escoba, la del compañero de trabajo de la víctima, que lo dejó aturdido tras propinarle un golpe en la cabeza con una llave de cruz del coche, Mayte no estaría hoy viva. Tampoco lo estaría si los policías locales no hubieran logrado inmovilizar a su agresor, que pretendía rematarla, y si la patrulla del GRS de la Guardia Civil, saltándose el protocolo, no la hubiera trasladado de urgencia en el patrol hasta el centro de salud de Massamagrell. De ahí fue evacuada al Hospital Clínico, donde ingresó directamente en quirófano. Por último, el apoyo que ha recibido desde el primer día en la Oficina de Atención a las Víctimas del Delito le ha dado la fuerza y entereza necesaria para declarar y desenmascarar a su verdugo.

Suscríbete para seguir leyendo