Además de desear a todos y todas el clásico bon any nou, me ha resultado imposible titular estas líneas dedicadas al 2013 con tintes optimistas. En los momentos que nos ha tocado vivir ya no vale aquella referencia a las "cuestas de enero" aplicado al inicio del nuevo año, que al iniciarse la crisis se prolongaban hasta febrero, marzo€ A finales de diciembre de 2011 el título referido al año entrante fue "Las cumbres nevadas de 2012", dado que "si los dioses del mercado y sus representantes políticos no lo impiden, las cuestas del año recién inaugurado pueden trasformarse en duras cumbres nevadas que requerirán el apoyo de artilugios de alta montaña, incluidas bombonas de oxígeno". El mal augurio se cumplió con creces.

Ahora nuestros gobernantes, como buenos padres preocupados por sus ciudadanos y ciudadanas, nos recuerdan en palabras del ministro Gallardón que "tomar decisiones políticas es repartir dolor". Más aún, nuestro presidente Rajoy ha reiterado que él, su Gobierno, y el Partido Popular que lo sustentan, son conscientes de que nos han aplicado sacrificios inevitables para que un día, no se sabe cuándo ni cómo, salgamos con la cara alta de la crisis. Sinceramente, al oír estas palabras me siento tratado como el hijo pródigo que regresa al hogar paterno, y escucha arrepentido las regañinas de su santo padre.

Además, nuestro presidente Rajoy insiste en que tales sacrificios (tijeras a los servicios públicos, reducción real de salarios, paro o trabajo precario, aumento en los impuestos€) se han distribuido equitativamente entre todos los ciudadanos. Al oír tal afirmación serán muchos los ciudadanos, que además de cornudos, se sentirán apaleados. ¿Cómo puede afirmarse que la distribución del dolor y los sacrificios se han aplicado por igual y de modo equitativo a todos los segmentos sociales?

Además, por aquello de que el que avisa no es traidor, se nos recuerda que de momento sólo asistimos al trailer de la siniestra película, que continuará durante el 2013 aunque el insigne Guindos intuya ciertos síntomas de recuperación. Supongamos, puede que sea demasiado suponer, que como hijos pródigos aceptamos los consejos del padre de familia y nos tomamos la correspondiente ración de aceite de ricino. Pero, ¿y después? No se trata de regresar al cuento de hadas que vivimos en las épocas de las vacas gordas, pero sí de que tengamos la oportunidad de recuperar derechos ciudadanos básicos como el acceso a un puesto de trabajo digno o a unos servicios públicos (sanidad, educación...) de calidad.

Vamos a ser generosos y no vamos a entrar en detalles embarazosos: control del déficit público, sí; austeridad y racionalidad en las administraciones públicas también. Pero, además, ¿qué medidas se proponen de reactivación económica (que se supone condición necesaria para la creación de empleo)? ¿Qué políticas públicas activas de ocupación se desarrollan? Más de uno, yo me incluyo entre ellos, tiene la sensación de que en nuestra Comunidad dejamos el porvenir simplemente al rebufo de una reactivación "general" mundial y sobre todo europea que nos garantice (?) recuperar mejores índices de rentabilidad de nuestra actividad turística. Y aquí paz y después gloria.

El PP y su gobierno confían y delegan la reactivación económica y la creación de empleo a la iniciativa privada. No cabe duda de que la iniciativa privada es el principal agente de actividad económica, pero ello no implica que los gobiernos de turno no sean también responsables de tal reactivación y de la creación de empleo. Pero, ¿qué hacemos con los parados de larga duración, una cuarta parte del paro registrado, con escasa capacitación profesional? Lo mismo respecto a los jóvenes sin trabajo, ni formación. Aunque no sea fácil, los poderes públicos no pueden dejarlos a su albur, remitirlos a la beneficencia o la marginación o exclusión social. Las líneas básicas de estructura socioeconómica de nuestra comunidad, especialmente las de carácter estratégico, corresponden al Gobierno.

Como la esperanza es lo último que se pierde, que los dioses iluminen a nuestros actuales gobernantes, y también a la oposición, para que 2013 sea el principio del fin.