BOULEVARD

El Govern perseguía a suministradores covid mientras perdonaba a Koldo

Llorenç Galmés disfrutaba de la nieve de Andorra el pasado fin de semana, coincidiendo con la campaña de viajes al país vecino para 61 jóvenes subvencionada por el Consell que preside, y en la misma estación de esquí elegida

El Govern de Armengol facilitó la tramitación para la compra de material sanitario

El Govern de Armengol facilitó la tramitación para la compra de material sanitario

Matías Vallés

Matías Vallés

El gabinete Armengol ejerció un proteccionismo ejemplar de la trama de las mascarillas. El Govern de Progreso perseguía a otros suministradores de la covid por cantidades de cientos de miles de euros, mientras perdonaba una cantidad diez veces superior a la banda de Koldo. Los incumplimientos figuraban en el mismo lote, seguro que al PSOE le sobran argumentos para justificar este comportamiento diferencial.

El Govern Armengol aseguraba un día antes de la investidura de Marga Prohens que «no se ha podido reclamar anteriormente por seguir la pandemia vigente en ese momento, habiéndose recientemente declarado su fin por la OMS el 5 de mayo de 2023». Sin embargo, este su diario titulaba el 1 de mayo de 2022 a toda portada que «El Govern reclama 380.000 mil euros a una aerolínea que debía traer un lote de mascarillas que no llegó».

En una página noble del interior del periódico se detallaba que el Ib-Salut había adelantado dos viajes por la cantidad indicada a Panaf Holding, que nunca se efectuaron. En ese mismo abril de 2022 caducaba el millón y medio de mascarillas compradas a Koldo por 3,7 millones, que solo supusieron un tímido «apercibimiento» un año más tarde. La información precisaba que el reintegro a la compañía no avalada por Ábalos corría a cargo de «los servicios jurídicos del Govern».

«La Administración es lenta», predicaba en Madrid esta semana Iago Negueruela, ante la desaparición de la exconsellera Patricia Gómez, para justificar la tardanza en la reclamación a Koldo. Por lo visto, la burocracia es más lenta cuando los defraudadores no están adscritos al PSOE. En su desdichada intervención del pasado martes, Armengol refugiaba la inacción en el «teletrabajo». Es una acusación muy dura a los funcionarios, que según la presidenta incumplían con su cometido pese a no haber sufrido merma en los haberes. O tal vez los encargados de reivindicar los 380 mil euros a una compañía desconocida no teletrabajaban.

Armengol aplica la curiosa lógica de que no sabe nada, pero sabe que todo se hizo bien. En realidad, ha quedado en manos de sus subordinados. Si uno de ellos alza la voz, espontáneamente o forzado por la investigación, la presidenta del Congreso quedará inerme. Recuerde dónde leyó antes que «El Govern calificó de ‘satisfactoria’ y sin ‘ninguna incidencia’ la remesa ya retirada» para siempre de mascarillas de Koldo. El firmante de la felicitación a la trama es Antonio Mascaró Crespí, a la sazón director de Compras del IB-Salut. Este salvoconducto inmuniza a los suministradores de material fraudulento para la eternidad, aunque resulte curioso que el mismo cargo nombrado por el PSOE acuse tres años más tarde de «culpable» a la adjudicataria, para exigir 2,6 millones.

Mascaró es un especialista en la actividad que desarrolló durante dos legislaturas en el Ib-Salut. Desempeña hoy la misma función de Director de Compras en el grupo Juaneda, y es coautor del interesante volumen Guía de compra pública eficiente de tecnología sanitaria. Siempre que estalla un escándalo, los lectores bienintencionados lamentan las víctimas colaterales, porque desde luego que la adjudicación fraudulenta no fue decidida por un cargo de segundo nivel.

Sin embargo, también hubo promociones simultáneas al escándalo de las mascarillas de Koldo. Verbigracia Manuel Palomino, el «Estimado Manuel» de los correos. El jefe de la dinastía con su apellido era director de Gestión y Presupuestos, cuando sirve de anfitrión a la Guardia Civil a la que se escamoteó el carácter fraudulento de las mascarillas. Poco después, era ascendido a director del Ib-Salut en sustitución del Juli Fuster caído en desgracia. No era la sucesión natural, las quinielas de capacitación apuntaban a Nacho García Pineda.

«La administración es lenta», dice Negueruela, pero mucho más lenta con Koldo que con una compañía aérea sin padrinos.

«La administración es lenta», dice Negueruela, pero mucho más lenta con Koldo que con una compañía aérea sin padrinos. / DM

Tres décadas después del inicio de esta sección pecaminosa, ya saben que mi relax es la práctica del esquí. En Andorra, por supuesto, de paraíso a paraíso. Imaginen mi sorpresa cuando el pasado domingo me cruzo en Grandvalira con Llorenç Galmés, presidente del Consell de Mallorca que esa semana subvencionaba un viaje a la misma estación de esquí de 61 jóvenes mallorquines, una iniciativa cuestionada desde su propio partido. Es importante estar al pie de las promociones. Al día siguiente, el político viajaba a Berlín a promocionar Mallorca. Más nos valdría que desviara a los rebaños centroeuropeos hacia los valles andorranos.

Reflexión dominical irracional: «Acordarse de sospechar de quienes tienen demasiadas razones».

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