Catalina Mulet, de ama de casa a mecánica en Mallorca: «Quiero seguir en el taller hasta que mi cuerpo lo permita»

Catalina Mulet rompe los roles de género laborales: lidera un taller mecánico en Son Ferriol desde los años noventa, cuando su marido falleció

Catalina Mulet posa frente a su taller mecánico en el barrio de Son Ferriol.

Catalina Mulet posa frente a su taller mecánico en el barrio de Son Ferriol. / B. Ramon

Jasmin Riera May

La vida siempre toma caminos distintos a los que uno imagina. Así lo confirma Catalina Mulet, puesto que su vida dio un giro inesperado a finales de los años noventa. A la temprana edad de 14 años, empezó a trabajar como dependienta en el Mercat de l’Olivar. A los 22, contrajo matrimonio y se sumergió en el papel de ama de casa. En aquel entonces, su principal responsabilidad era el bienestar del hogar, aunque a veces también echaba una mano en el bar de su hermana. Si le hubieran dicho a la recién casada que algún día estaría al frente de un negocio en Son Ferriol, seguramente no se lo habría creído.

Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) 2023, en España sigue habiendo claras brechas de género en el ámbito del trabajo. Las mujeres están muy representadas en sectores como la sanidad, la educación y el comercio, mientras que los hombres predominan en la industria, las profesiones manuales y los trabajos físicamente exigentes. Catalina Mulet rompe la norma.

Día a día se encuentra envuelta de aceite, maquinaria y el zumbido de herramientas en acción. La entrañable mujer dirige un taller de neumáticos. «En mi juventud, no sabía dónde quería trabajar. Mis expectativas eran limitadas, puesto que en mi pueblo, sa Cabaneta, las opciones eran escasas. Solo tenía la certeza de que me gustaba hablar con la gente, pero jamás me hubiera imaginado llevar un propio negocio», relata desde una oficina atestada de papeles, situada en el mismo taller.

La propietaria del negocio, esta semana, entre neumáticos. | B.RAMON

La propietaria del negocio, esta semana, entre neumáticos. / B. Ramon

‘I ara què?’

El negocio fue inaugurado por el esposo de Mulet a finales de los años noventa. Pero apenas un año después, los infortunios azares de la vida acabaron con todos los sueños. «Mi marido falleció a los 50 años debido a una rotura aórtica. En menos de 20 minutos, ya no estaba entre nosotros», explica Catalina Mulet. «I ara què?» Podría haber optado por alquilar, vender o incluso cerrar el taller. Sin embargo, para la mujer de 47 años, estas opciones no eran viables. «Tenía que cuidar de mis dos hijos adoptados, quienes ahora estaban bajo mi responsabilidad. Además, debía ocuparme de mi madre», recuerda Mulet. «No me quedaba otra. Por mis hijos, necesitaba seguir con el taller. Gracias a este trabajo, pude adquirir una casa para cada uno de ellos. Con mi empleo como dependienta, esto habría sido imposible». Hoy, los hijos de Mulet tienen 30 y 31 años. Es más, uno de ellos trabaja codo a codo con su madre en el taller.

Golpe en el corazón

El taller no tenía futuro, o eso creían mucho. «Solo dos días tras el fallecimiento de mi marido, apareció la competencia en nuestra misma calle», expone. «Me preguntaba qué pretendían, ya que no eran del barrio y nunca habían pisado el taller. Pensar en semejante descaro todavía me indigna hoy». Incluso el concesionario del taller, Michelin, se mostró escéptico ante el hecho de que una «ama de casa» quisiera hacerse cargo del negocio. «No obstante, tuvo la amabilidad de pedir a los mecánicos de la zona que no me arrebataran los clientes y me dieron un año para demostrar que podía vender neumáticos». Sin duda, fue un gran reto para Catalina Mulet. Hasta ese momento, su contribución se limitaba a tareas menores en el taller. En otras palabras, sus conocimientos sobre ordenadores y neumáticos eran limitados. No le quedó otra opción que poner manos a la obra y demostrar que con dedicación y paciencia, se pueden alcanzar grandes logros.

Siempre cuchicheando

En un pequeño lugar como Son Ferriol no resulta extraño que la gente murmure a las espaldas. Mientras Catalina Mulet paseaba por las calles del barrio para atender algunas gestiones para el taller, pasó frente a un bar. «Aquesta només passetja» o «només se’n va a la perruqueria» fueron algunos de los comentarios de dos señores mayores que disfrutaban de su café. Más tarde, un amigo de Mulet visitó el taller de neumáticos y le relató todo lo sucedido. Pero, sobre todo, aseguró a la propietaria que la había defendido como nadie. «Esta mujer se está ganando su jornal, mientras vosotros dos la criticáis», dijo a los entrometidos. Asimismo, él mismo preguntó a la palmesana: «¿No los habías escuchado?» «Sí, pero siempre vale más ignorar», respondió Mulet.

Claves para el éxito

Catalina Mulet y su equipo de cuatro empleados se especializan en la reparación y cambio de neumáticos de todo tipo, así como en la sustitución de pastillas de freno.otras zonas de Mallorca

A pesar de sus 70 años, la propietaria del taller en Son Ferriol se resiste a la jubilación. El motivo es claro: su mente bulle de ideas. Asimismo, rechaza la idea de quedarse en casa para mirar la tele. «Quiero seguir en el negocio hasta que mi cuerpo lo permita», afirma Catalina Mulet. Por ello, siempre está a la caza de nuevos proyectos. El próximo ya se está cociendo: el 15 de enero inaugurará una lavandería de autoservicio en es Pont d’Inca.

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