Los Reyes Magos llegan a Palma con la Fundació Monti-sion Solidària: "Mi hija lleva emocionada desde ayer y ahora está contentísima con sus juguetes"

Corayma estaba exultante. No podía sonreír más al escoger cada uno de los juguetes que los Reyes Magos han dejado este miércoles en La Fundació Monti-sion Solidària. "Lleva emocionada desde ayer y ahora está contentísima con los muñecos", apunta su madre, Carmen Miranda. Son de Bolivia y ya hace dos años que disfrutan de los obsequios que sus Majestados de Oriente han dejado en la entidad para que hasta 800 niños disfruten con alegría de la Navidad.

Corayma tiene cinco años y una sonrisa de oreja a oreja. Muestra los juguetes que ha escogido dentro del navideño recinto, en el que se escuchan villancicos, las notas de los xeremiers y luce una llamativa decoración navideña. Un puzzle de gatitos, un cuento y un conjunto de Mi pequeño pony han sido los regalos que la pequeña ha seleccionado.

Liam tampoco puede sonreír más mientras posa junto a Gaspar y Melchor a la vez que luce su nueva adquisición, una serpiente de peluche. La exhibe como el objeto más preciado. Su madre, Alejandra Cárdenas, relata que su familia y ella llevan solo cinco meses en Mallorca desde que abandonaron su tierra natal, Colombia. Considera que el programa Cap infant sense jugueta de la Fundació "está genial", porque aunque por tradición su familia no celebra el día de Reyes, "hace que los niños se lo pasen muy bien y se ilusionen mucho". Además de la serpiente, el pequeño de seis años también ha elegido un camión con el que ya está deseando jugar.

Unos Reyes Magos muy especiales

José Luis Miñano y Quim Roig han sido este miércoles Gaspar y Melchor. Son, eso sí, sus representantes, ya que los verdaderos harán su aparición el próximo viernes, día 5 de enero. Miñano lleva ocho meses como voluntario en Monti-sion, tiempo durante el que ha sido uno de los encargados de reparar los juguetes que han pasado por la entidad.

Roig tiene 19 años, pero lleva ya al menos tres participando en el programa. Fue su madre quien le invitó a colaborar con la Fundació, se animó y desde entonces no ha parado. Miñano decidió participar como voluntario tras jubilarse. Desde entonces visita las instalaciones de Montevideo, 3 cada semana para hacer felices a los más pequeños.