Francina Armengol, el voto 179 para investir a Sánchez

Después de varios minutos de nerviosismo por si algún diputado se equivocaba en el voto, la socialista se levantó de su sillón y, mirando fijamente a Sánchez con una sonrisa incontenible, dio el sí en voz alta al candidato socialista y certificó la victoria: 179 votos a favor y 171 en contra

Francina Armengol, ayer firmando el escrito que informa al Rey sobre la elección de Pedro Sánchez como presidente.

Francina Armengol, ayer firmando el escrito que informa al Rey sobre la elección de Pedro Sánchez como presidente.

Guillem Porcel

Guillem Porcel

«Declaro otorgada la confianza del Congreso de los Diputados a don Pedro Sánchez Pérez-Castejón». El voto de Francina Armengol fue el último que recibió el candidato socialista antes de ser proclamado presidente del Gobierno de forma oficial tras meses de nervios, negociaciones complejas y una oposición frontal por parte de los partidos de la derecha. La líder de la Cámara, que obtuvo 178 votos en agosto, supuso el apoyo número 179 para el dirigente del PSOE.

Después de varios minutos de nerviosismo por si algún diputado se equivocaba en el voto, la socialista se levantó de su sillón y, mirando fijamente a Sánchez con una sonrisa incontenible, dio el sí en voz alta al candidato socialista y certificó la victoria: 179 votos a favor y 171 en contra. Ella había conseguido amarrar 178 para ser investida, uno menos que el presidente, hace apenas unos meses. Una vez finalizada la votación y el debate, en medio de la euforia socialista, bajó de la Mesa para trasladar la enhorabuena a Sánchez antes de prepararse para partir hacia el Palacio de la Zarzuela para comunicar a Felipe VI la decisión.

La dirigente mallorquina ha vivido la última semana con gran tensión y nervios ante una jornada trascendental. Conocedora de la relevancia del momento histórico y para evitar que el debate pudiera enfangarse después de días de protestas en las calles y consignas incendiarias, la presidenta del Congreso se había estudiado al milímetro el reglamento de la Cámara —incluso tenía destacados los puntos más relevantes para poder replicar al momento cualquier petición de los diputados— con el objetivo de tener previsto todos los movimientos, sobre todo por parte de Vox, que había caldeado el ambiente con su apoyo y participación en las manifestaciones frente a la sede del PSOE en Ferraz.

Una vez apaciguados los ánimos socialistas, Armengol compartió públicamente las principales consideraciones del que ha sido su primer debate de investidura: «Quiero felicitar a los diputados y diputadas por el comportamiento que, de forma mayoritaria, han mantenido durante todo el debate. Siempre he dicho que la política es una herramienta esencial para transformar nuestra sociedad en un lugar mejor».

La socialista se acordó del suceso producido el miércoles, cuando tuvo que reprender al líder de Vox, Santiago Abascal, por calificar de «golpe de estado» la investidura de Sánchez y comparar al presidente con Adolf Hitler: «No podemos asumir estos ataques a la libertad. Como no podemos permitir la deslegitimación de las instituciones democráticas. Defender la democracia también pasa por evitar que se banalicen conceptos como el de ‘golpe de estado’. Se nos pide que estemos a la altura de la función que todos y todas en el Congreso. Hemos de cumplir: representar la soberanía popular y contribuir al progreso y la paz social».

La presidenta condenó el ataque a Herminio Sánchez, diputado del PSOE que fue agredido minutos antes de empezar el pleno en los aledaños del Congreso, y recordó que el decoro parlamentario es «una obligación y nos incumbe», por lo que pide a los diputados que «debemos alejarnos de ruidos y tensiones improductivas que solo contribuyen al enfrentamiento, que solo alimentan espirales destructivas». Todo ello, asegura, porque su obligación es «favorecer la convivencia».

Sobre esta cuestión, Armengol afirma que existen elementos que considera «clave» en política: el diálogo, los consensos y la capacidad de llegar a acuerdos: «El otro es el respeto, porque discrepar, debatir y confrontar debe hacerse desde el respeto, sin insultos ni ofensas».

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