Opinión

Se acabó el malabarismo: toca decidir

El conseller de Educación, Antoni Vera, el pasado martes aplaudido por los diputados de PP y Vox.

El conseller de Educación, Antoni Vera, el pasado martes aplaudido por los diputados de PP y Vox. / B. Ramon

Mar Ferragut Rámiz

Mar Ferragut Rámiz

La magia de las coincidencias: ciento diez puntos tiene el acuerdo de investidura firmado entre PP y Vox y ciento diez días ha tardado en evidenciarse que solo importa un punto del pacto: la lengua. Los ultras son los dueños del balón y si se enfadan se acaba el partido para Prohens, quien parece que ha prolongado al máximo la capacidad de hacer malabarismos (o directamente contorsionismo) de su conseller de Educación, Antoni Vera, y de ella misma.

Decir que sí a todo el mundo es una huida hacia adelante, funciona y apaña un tiempo, pero al final te encuentras un muro. Éste se construyó ayer en el Parlament de mano de la diputada de Vox, Manuela Cañadas: «Su actitud nos impide ser socios y nos deja en la oposición».

El doble discurso tiene las alas cortas. Es imposible que en apenas quince días tranquilices a Vox, a Escuela de Todos (conformada en Balears por PLIS y Societat Civil Balear), al Moviment per l’Escola en Català (de la que forman parte el STEI, Plataforma per la Llengua, la OCB...) y a los directores de los centros educativos. Estos fueron los primeros en alertar sobre las dos realidades paralelas del Govern: mientras estaban en una reunión en la que Vera les prometía consenso; cumplir la ley de Normalización Lingüística y el Decret de Mínims; y no segregar alumnos por razón de lengua (como impide la normativa vigente), al salir de la Conselleria se encontraban con los titulares del PP asegurando a Vox que cumplirán lo pactado en materia de elección de lengua. Horas después además los directores se estremecían con la aprobación de la PNL del pin parental, una pistola de fogueo que el PP le da a Vox para que se quede más tranquilo y haga lo que más le gusta: apuntar (en este caso a las escuelas) y hacer ruido.

La libre elección de primera lengua de enseñanza (hasta los 8 años) está recogida en la ley de Normalización Lingüística y el PP lo veía como algo asumible. El plan de los ‘populares’ respecto a la extensión de la medida a todas las etapas educativas era pastelear todo lo posible, pero Vox ya ha dejado claro que no se lo va a permitir.

Si quieres seguir jugando, es el momento de asumir quienes son los dueños del balón y tus compañeros de equipo, aunque te recuerden a un excolega llamado Bauzá del que te quieres olvidar a toda costa y aunque hayas insistido en que gobiernas en solitario. Un amago de inesperado giro de guión al estilo (fracasado) de María Guardiola en Extremadura no se contempla.

Así, solo cabe esperar que, de una vez, se pongan los detalles sobre la mesa. En qué consiste el mágico plan de Educación (que dicen que se consensuará con la comunidad educativa) para que haya libre elección de lengua (que dicen que se hará sin separar a los alumnos), cuánto costará la medida y de dónde se sacará el dinero para cubrirla. Es el momento de decidir a quién contentar. Ahora empieza el partido.

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