Los filólogos de Baleares, contundentes: "Introducir el mallorquín en vez del catalán en el Congreso sería como si los científicos aprobaran el terraplanismo"

Los expertos se muestran muy críticos con la denominación del valenciano que negocia Ximo Puig con Armengol

Aseguran que el catalán es la lengua que debe incluirse en la Cámara Baja

El Congreso de los Diputados durante la elección de Armengol como nueva presidenta

El Congreso de los Diputados durante la elección de Armengol como nueva presidenta / Europa Press

Andrés Martínez

Andrés Martínez

La presidenta del Congreso, Francina Armengol, está negociando con Ximo Puig, líder del partido socialista en la Comunidad Valenciana, que la Cámara Baja reconozca la doble denominación catalán-valenciano en el uso de las lenguas cooficiales. Una medida que ha recibido muchas críticas por parte de los filólogos de Balears y que ha vuelto a suscitar polémica entre algunos ciudadanos de las islas respecto al reconocimiento del mallorquín como una lengua propia.

Desde la perspectiva de Nicolau Dols, catedrático de Filología Catalana en la UIB y presidente de la Secció Filològica del Institut d’Estudis Catalans, es un debate totalmente superado. «Es absurdo porque el Estatuto de Autonomía de Balears deja muy claro que el catalán es la lengua propia de las islas. Lo de introducir el mallorquín en el Congreso sería ridículo, como si la comunidad científica diera cabida al terraplanismo. Por suerte, cada vez hay menos personas analfabetas en esta materia».

Un argumento que también comparte Gabriel Bibiloni, doctor en filología románica catalana y profesor retirado de la UIB. «Desde el momento en que el Estatuto dijo que la lengua era el catalán, creo que la unidad y el consenso en este aspecto está muy consolidado. Es verdad que hay gente que cree que el mallorquín es diferente, pero son sectores muy residuales y politizados». En el caso de Josep Castells, portavoz de Més per Menorca en el Parlament, defiende que «el problema con la denominación valenciana está encima de la mesa, pero con la balear no existe, es una cosa de reductos que no tienen ninguna importancia». 

En relación al valenciano, los teóricos coinciden en que es un error y puede suponer una serie de problemas para el propio idioma. «La lengua es una y tiene un nombre que es el catalán, no hay que darle más vueltas. La doble denominación lo único que hace es provocar confusión y responde a una estrategia para dificultar una solución multilingüe en el Congreso de los Diputados» determina Dols. Así, el catedrático defiende que es una cuestión estrictamente política. «El objetivo es acabar con las protestas que han hecho representantes autonómicos del territorio. El Estado va a hacer un favor a personas que no quieren a la lengua».Desde la perspectiva de Castells, la doble denominación es una respuesta adecuada para poner fin al conflicto.

«Hay mucha gente que quiere aprovechar la situación para poner en duda la unidad de la lengua. La solución que propone la presidenta del congreso es la más inteligente aunque no nos guste a nadie». Por otro lado, uno de los personajes políticos que ha reivindicado el uso del valenciano es el expresidente popular de la comunidad, Eduardo Zaplana, quién creó la Academia Valenciana de la Lengua (AVL) en 1998. 

De hecho aquellos que defienden la doble denominación se basan en que dicho organismo subraya al valenciano como la lengua propia del territorio. Respecto a este argumentario, Dols considera que la AVL también hace referencia al catalán. «El estatuto de autonomía define el valenciano como su lengua, pero no niega que sea la misma que la que se habla en Catalunya o Balears. Al final son dos nombres para un mismo idioma».

 Otro de los conflictos que puede generar esta cuestión a largo plazo, según apunta Bibiloni, es que el catalán y el valenciano acaben distanciándose y yendo por diferentes caminos. «Denominar un idioma con dos nombres puede acabar con una separación de las dos lenguas, es lo que pasó con el serbocroata, una lengua de la antigua Yugoslavia que ahora ya no existe y se ha dividido en dos diferentes».

Reconocimiento UE

Respecto al reconocimiento del catalán en las instituciones europeas, los expertos consideran que incluir la denominación del valenciano puede suponer más dificultades añadidas. «A nivel internacional el catalán es el que está asumido por todos, la Wikipedia está escrita en este idioma y es una de las lenguas de Google. Introducir este compuesto de catalán-valenciano puede ser un elemento conflictivo», detalla Bibiloni. 

En cuanto al discurso de Armengol sobre el uso de las lenguas cooficiales por parte de los diputados, los filólogos coinciden en que es una gran noticia aunque llega tarde. «El discurso institucional de la presidenta del Congreso es una buena noticia pero debería haberse aprobado desde la reinstauración de la democracia» declara Dols. 

Por su parte, Gabriel Bibiloni admite que todavía queda un largo camino para conseguir la igualdad efectiva entre este tipo de lenguas cooficiales y el castellano en el Estado. «Es un acto de justicia y una pequeña muestra de igualdad, pero no hay que olvidar que la Constitución define un modelo completamente desequilibrado entre lenguas. Si se puede emplear el catalán en el Congreso ya irá bien, aunque ya empiezan a aparecer dificultades».

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