OPINIÓN

‘Lost in Translation’ de Armengol

Francina Armengol, presidenta del Congreso de los Diputados

Francina Armengol, presidenta del Congreso de los Diputados / DAVID CASTRO

Matías Vallés

Matías Vallés

La aterradora hipótesis de que el Congreso deje de hablar únicamente en madrileño ha descompuesto al ruedo ibérico. La reconversión de Francina Armengol en adalid del catalanismo habrá sorprendido a Més, que estuvo a punto de romper el Pacto de Progreso por la Ley de Educación socialista y por la exención a los médicos de unas modestas nociones de la lengua «oficial (no cooficial) y propia de Balears», según las Cortes en ley orgánica. La fama es más rentable que los hechos, en tiempos de exaltación de sensibilidades.

Los avances cruciales en defensa del catalán en Mallorca corresponden a la derecha, tanto el Estatut como la Ley de Normalización (Cañellas) y el Decreto de Mínimos (Matas). La aportación esmirriada de Armengol se compensa con declaraciones grandilocuentes, véase su toma de posesión.

Sin embargo, el Parlamento cada vez más catalán no es el Parlament cada vez más castellano, en Madrid exigen responsabilidades. La autorización de «las demás lenguas españolas» (Constitución, artículo 3) «a partir de hoy» ha supuesto el Lost in Translation de Armengol. Las instituciones europeas han avisado de que son incapaces de volcar la documentación a los idiomas oficiales vigentes, y la mallorquina ya ha sido apuñalada por su correligionario Ximo Puig al presumir de haberle extraído el valenciano, o por la Chunta Aragonesista al imponerle el hipotético aragonés. Pronto llegará el esotérico balear, y la superpresidenta aprenderá que se acabaron las promesas huecas del Consolat. La verificación es la revancha de la capital.

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