Campamento de educación diabetológica en Mallorca: «Queremos que los niños ganen confianza ante la diabetes»

Una docena de menores de entre 7 y 12 años aprenden a gestionar su dolencia estos días en unas colonias en el campamento de La Victòria

Una docena de niños participan en un campamento en Mallorca para aprender sobre la diabetes

M. Mielniezuk

Irene R. Aguado

Irene R. Aguado

Confianza y autonomía: esas son las dos principales aptitudes que persigue reforzar el campamento de educación diabetológica en los niños. Una docena de menores participan estos días en las 42 edición de las colonias que organiza la Asociación de Personas con Diabetes de Balears (Adiba) y que acoge La Victòria. En las idílicas playas de la bahía de Alcúdia y con todo un equipo de monitores formados para atender cualquier imprevisto, una docena de jóvenes con diabetes disfrutan de la oportunidad de relacionarse con otros niños con su misma enfermedad.

Tienen entre 7 y 12 años y aprenden a manejar su enfermedad desde varios aspectos: el médico, por descontado, pero también el psicológico y el social. Así lo explica la presidenta de Adiba, Catalina Taberner: «Para ellos es importante ver a otros niños con su misma patología, relacionarse con ellos y normalizar lo que les pasa», apunta. «Sobre todo queremos enseñarles que la diabetes no es un impedimento para hacer nada, y que ganen confianza ante ella», añade.

La consellera de Salud, Manuela García, visitó ayer el campamento y, entre otras cosas, se comprometió con Taberner a mejorar la educación diabetológica en Atención Primaria: «Hay que aceptar la enfermedad, saber cómo hay que desarrollar el tratamiento y promocionar su salud», comentó.

Mientras tanto, los niños se afanaban en explicar lo que están aprendiendo estos días: cuentan raciones y calculan la insulina que tienen que tienen que administrarse por cada una, una habilidad que algunos no tenían antes de llegar al campamento, como Jaume Perelló: «Es la segunda vez que vengo, repito porque me gusta mucho y aprendo cosas nuevas», celebra. Otros, como Lluc Abrines, ya tienen de por mano el sistema para contar hidratos, pero valoran la oportunidad de conocer a sus iguales: «Como todos tenemos diabetes, nos entendemos muy bien», asegura.

Hacen las mismas actividades que en cualquier otro campamento, pero aprenden a la vez a gestionar su diabetes, asistidos por un equipo de pediatras, enfermeras y nutricionistas. La semana que viene, los niños más mayores, de 13 a 17 años, repetirán la experiencia en un campamento similar en Menorca.