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Antoni Garau: «Habría que fijar días en los que los pescadores recreativos puedan salir a pescar»

«El jonquillo ha desaparecido por la contaminación de las bahías, ahora vivimos del cabotí, especie de peor calidad» || «La pesca de arrastre es fundamental para mantener las estructuras comerciales del sector»

Antoni Garau: "La pesca de arrastre es estratégica por su volumen de capturas, en torno al 70% del total de Balears"

M. Mielniezuk

I. Olaizola

I. Olaizola

Cuénteme un poco su trayectoria en el mundo de la pesca.

Me incorporé en el año 1982 a la cofradía de pescadores de Sóller. Al cabo de un año me nombran secretario de la misma y, a marchas forzadas, intenté entender lo que era la pesca porque antes incluso desconocía qué actividad pesquera se desarrollaba en mi pueblo natal. Dediqué un largo periodo para aprender en qué consistían las distintas modalidades pesqueras.

Aprendió la profesión desde la base…

Fue una etapa de crecimiento profesional rápido, a marchas forzadas, porque tuve que hacerme cargo de la secretaría de la cofradía y aprender la normativa pesquera, la administración de las instalaciones de la cofradía que daban servicio a la flota y a las tripulaciones, así como entrar en la tramitación de las ayudas públicas para el sector. Pero también me esforcé muchísimo en entender la psicología de nuestra gente, su forma de pensar y de entender su actividad. Y enseguida me dí cuenta de que no existe desconexión, los pescadores siempre están pendientes de su trabajo, por los temporales, las averías de sus embarcaciones...

Es una profesión vocacional y muy esclava…

Sí. Aunque en aquella época las capturas eran superiores, los armadores ganaban más dinero y la actividad del pescador estaba bastante bien remunerada también.

¿Hasta cuándo estuvo con los pescadores de Sóller?

Hasta el año 1998. Fueron dieciséis fructíferos años en los que aprendí a tratar tanto con la Administración autonómica como con la estatal.

¿Recuerda algún episodio o anécdota que le impactara especialmente en esos dieciséis años?

Bueno, como te he dicho quería conocer la actividad desde dentro y practiqué la pesca de arrastre en la plataforma, en el talud, fui a la gamba, vi de cerca la pesca de la llampuga, de la langosta, el palangre de superficie del emperador, del pez espada...O sea conocí todas las actividades de forma práctica y esto me ayudó muchísimo a entender lo que es la realidad de la pesca fuera de un despacho. Fue una época muy gratificante en la que la pesca me enganchó, empecé a conocer a los pescadores y me chocó su forma de ser.

¿Por qué le chocó?

Por su actividad tan específica y tradicional. Conocí a antiguos patrones ya jubilados que me conectaron con el pasado, incluso con el siglo XIX, cuando en el momento de llegar a puerto las capturas de intercambiaban por otros productos. Era una actividad de subsistencia en la que aún el mercado no estaba organizado. Luego, al inicio del turismo, los hoteles compraban pescado local para los menús diarios de sus clientes, algo que hoy en día ya no pasa.

Antoni Garau posa junto a un mapa topobatimétrico del Mar Balear. |  MANU MIELNIEZUK

Antoni Garau posa junto a un mapa topobatimétrico del Mar Balear. / MANU MIELNIEZUK

¿Ya no pasa? ¿Y la circularidad de la que tanto se habla?

Bueno, queda mucho por hacer en este sentido. No creo que el sector hotelero de hoy en día se interese por los productos pesqueros frescos de Mallorca.

¿Qué pasó a partir del año 98 cuando dejó la cofradía de Sóller?

Bueno, en esos tiempos el punto central de venta de pescado de Mallorca era la lonja de Palma que en aquellos momentos no funcionaba como tocaba. Estaba muy mal administrada y la configuración de los precios no era buena para los pescadores. Había intermediarios que comercializaban las capturas y a la vez, en muchos casos, eran detallistas de mercados municipales o titulares de pescaderías. Eran compradores y vendedores. Aquello no progresaba. En aquella época la concesión la tenía la cofradía de pescadores de Palma aunque luego se montó una federación específica para explotarla, FICOPEMA, la Federación Insular de Cofradías de Pescadores de Mallorca.

¿Mejoró la comercialización?

No. Porque las cofradías de Mallorca no participaron en su gestión como deberían haber hecho. Fueron intentos frustrados para intentar mejorar la explotación de la lonja. Al no ver el camino abierto, dejé la cofradía de Sóller y me dediqué durante tres años a la explotación de un restaurante, la segunda pasión de mi vida. Así estuve hasta el año 2000.

¿Alejado del mundo de la pesca?

No del todo, porque en mi restaurante había en muchas ocasiones más pescadores que habían venido a visitarme que clientes (risas).

¿Y a partir del año 2000?

La Federación estaba buscando a alguien con experiencia para gestionarla y me nombraron secretario general, cargo en el que he permanecido hasta el mes de junio de este año. Han sido muchos años sin desvincularme del todo nunca de la profesión, sin vacaciones, porque siempre había problemas que me afectaban personalmente y me seguirán afectando a pesar de mi jubilación. Seguiré pendiente de las nuevas normativas, del volumen de capturas y del tamaño de la flota, que cada vez se está quedando más pequeña. Ahora tan solo hay 31 arrastreros...

¿Y cuándo empezó?

Yo he conocido más de 80 embarcaciones de arrastre en Mallorca y unas cien en todo Balears que hoy se han reducido hasta las 31. Y te hablo de una época que solo en San Carlos de la Ràpita (Tarragona) había más de cien arrastreros algunos de los cuáles faenaban aquí.

¿Son este número de arrastreros sostenibles hoy en día?

Ese es el problema porque se habla de salvaguardar los stocks pesqueros con planes de gestión. Y en el Mediterráneo occidental la única solución ha pasado por reducir días de pesca. Y en Balears se está aplicando al mismo nivel que en el Mediterráneo peninsular que tiene una flotas mucho mayores.

¿Tendría que tener Balears un régimen especial pesquero?

En el año 2007 la Comisión Europea crea por primera vez un reglamento pesquero para todo el Mediterráneo cuando antes era competencia de los Estados miembros. A partir del año 2013 se aprueba la reforma de la política pesquera comunitaria que establece que los stocks pesqueros están mal y que hay que aplicar rápidamente soluciones. Y divide el Mediterráneo en cuatro partes, la occidental, la central el Adriático y la oriental. Hasta el momento solo se ha hecho un plan de gestión para el Mediterráneo occidental que entró en vigor en 2020 con el objetivo de conseguir el rendimiento (pesquero) máximo sostenible, el equilibrio entre los stocks y el esfuerzo pesquero, el 1 de enero de 2025. Y desde que se aprobó el plan de gestión, los consejos de ministros europeos de Pesca han ido reduciendo la actividad año tras año.

¿Evaluando el estado de los recursos?

Eso es competencia del comité científico y técnico de la UE que, en mi opinión, tiende a posicionarse junto a Sinkevicius, el comisario europeo de Pesca que está muy escorado hacia las organizaciones proteccionistas y que ha declarado que el arrastre debería desaparecer.

¿Cuál es el mayor peligro que se cierne sobre la pesca balear?

Que el próximo consejo de ministros de Pesca de la UE decrete más restricciones a la pesca profesional, sobre todo a la denostada actividad de arrastre.

¿Por qué?

Porque la pesca de arrastre es estratégica por su volumen de capturas, en torno al 70% del total de Balears, y para mantener las estructuras comerciales del sector. Sin estas capturas, el sector no tendría suficiente masa crítica para poder mantener sus instalaciones y tener un mínimo de oferta para sus consumidores. Lo que pueda pasar en el mes de diciembre en el consejo de ministros de Pesca de la comunidad europea es fundamental para el devenir del sector balear.

¿Cuántos días puede salir hoy a faenar un arrastrero?

Tres coma tres días a la semana. El objetivo de la UE es que en 2025 se reduzcan a tres. Y por debajo de los tres días, la actividad ya no será rentable.

Parece que habla de una conjura contra el sector pesquero..

Es que todo parece jugar en contra de nuestra actividad, la contaminación marina, el cambio climático, el recorte de las horas de faena...

¿Cómo está afectando el cambio climático?

No es una quimera, es una realidad que la tenemos ya desde hace años con el aumento de la temperatura del agua, su acidificación y la llegada de fauna y flora invasoras.

¿Y la contaminación marina?

No se puede hablar en este país de ella porque hay detrás intereses económicos superiores...

¿Se refiere al turismo?

Valoro la actividad turística que nos ha permitido alcanzar el nivel de vida que tenemos pero creo que ahora hay que regularla, moderarla y controlarla porque todas las actividades que realiza contaminan el mar sin ninguna duda. Y la contaminación marina afecta a todas las especies, sobre todo a las pelágicas, la sardina, el boquerón... El jonquillo, sin ir más lejos, está desaparecido. Ya no existe, vivimos del cabotí que es una especie diferente, de peor calidad. En esta legislatura debería hacerse un estudio científico para averiguar por qué ha desaparecido el jonquillo. ¿Y cuál va a ser la conclusión? Ya la sabemos de antemano: la ha provocado la contaminación de las bahías.

¿Qué porcentaje de jonquillo se captura hoy en día?

Entre un 8% y un 10% del total. Antes se llegaban a pescar 40 toneladas de las que el 70% era jonquillo y el resto cabotí.

¿Cuándo en un restaurante te ofrecen raolas de jonquillo te están dando cabotí?

Sí, sin duda. Pero estábamos hablando de una serie de problemas de los que el pescador es víctima sin haberlos provocado.

¿Cómo mejoraría la actividad?

Realizando estudios científicos que expliquen por qué hay temporadas en las que desaparece la gamba, por ejemplo. Pero no se hace porque no tengamos buenos investigadores, que los tenemos, si no porque la tecnología necesaria para realizarlos a esas profundidades es muy cara y no siempre está disponible por la alta demanda de los grupos científicos. De la misma manera que la creación de reservas marinas debería hacerse con criterios científicos y no en función de los intereses de los municipios turísticos. Y es muy importante su zonificación porque, no lo olvidemos, son reservas marinas de interés pesquero. Y hay que controlarlas porque si no hay policía todo el mundo se salta las normas.

¿Quienes se las saltan?

Básicamente, los (pescadores) recreativos. Y la cuarta cuestión de las reservas es su evaluación para poder introducir cambios en su regulación. Se están recortando las horas de la pesca recreativa en las reservas, lo que me parece muy bien, pero debería extenderse también al mar abierto. No deberían poder salir a pescar cada día.

¿Por qué?

Porque su crecimiento ha sido brutal. Hoy en día hay 22.000 embarcaciones que pueden dedicarse a la pesca recreativa, son pescadores potenciales. Hay que fijar días para que puedan salir a pescar y controlar sus capturas para evitar que entren en los nichos de mercado de los profesionales. Esto no tiene perdón de Dios. Se debe actuar contundentemente. Y tendríamos que valorar si hay que poner un techo al imparable crecimiento del sector recreativo náutico, que crece incluso en tiempos de crisis. No caben más muelles, pantalanes ni marinas secas. Hemos vivido veinte años de explosión de la pesca recreativa y todavía desconocemos el volumen de sus capturas. Fíjate que diferencia con la pesca profesional, que no puede crecer ni un caballo ni un kilovatio.

¿Hay alguna estimación de sus capturas?

Hay quien habla de dos mil toneladas de capturas anuales mientras que la profesional lleva a lonja entre tres mil y tres mil quinientos kilos. Y estamos haciendo planes de gestión para conservar los recursos solo teniendo en cuenta las cifras de la pesca profesional. Así no vamos bien. Es cierto que hay un reglamento que obligará en el futuro a la pesca recreativa a registrar sus capturas. Pero de su eficacia dependerá del sistema que se use para ese registro y para el control del mismo. Ha de ser ágil y práctico. Y se debe evitar tanto su comercialización como que usen artes no autorizados.

¿Será posible con tanta licencia y embarcación?

Es cierto que nuestra pequeña administración autonómica está sobrepasada porque hay más de 51.000 licencias recreativas. Yo no digo que las 22.000 embarcaciones sean unos piratas pero basta con que el diez por ciento de ellas actúen irregularmente y ya estamos hablando de dos mil. Y tenemos 270 embarcaciones de artes menores en Balears. En Andratx, Sóller y Pollença había unas 130 barcas de artes menores entre los tres. Ahora quedan 7u 8 en Andratx, 8 o 9 en Sóller y 11 en Pollença. Embarcaciones recreativas en estos tres puertos hay del orden de las cuatro mil y pico.

Pero la gente también tiene derecho a salir a pescar si tiene su licencia...

Es cierto que no tenemos el monopolio de la explotación pesquera pero también lo es que los recreativos cada vez usan artes y métodos mejores para capturar las especies de fondo más comerciales como el pargo, el mero, el cap roig o el dentón, que son las capturas habituales de las barcas de artes menores. Eso no es lo mismo que salir a pescar serranos o calamares. Por eso, tanto en embarcaciones recreativas como profesionales, si surge un arte que tiene un exceso de productividad, habría que regularlo o prohibirlo.

¿Qué opina de la unificación de las reservas de las Malgrats y El Toro?

Se unificó por interés político y con finalidad exclusivamente política. No obedeció en mi opinión ni a intereses medioambientales ni a proteger los recursos de la zona.

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