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VÍDEO | Las placas solares invaden el campo de MallorcaBernardo Arzayus

VÍDEO | Las placas solares invaden el campo de MallorcaBernardo Arzayus

El gran negocio de los parques solares en Mallorca: se amortizan en cinco años, multiplican por veinte el precio de las fincas y expulsan a los payeses

«Es el mercado y las grandes empresas las que están planificando territorialmente dónde poner plantas fotovoltaicas», denuncian las entidades ciudadanas, que piden al Govern una moratoria urgente para planificar su instalación

«No estamos en contra de lasenergías renovables, es necesaria la descarbonización, pero hay un hecho que está teniendo lugar aquí y ahora, y hay que contarlo. Las mismas tierras que los payeses estaban alquilando en la isla a razón de 200 euros por hectárea están ahora pagándose por parte de los promotores de estas centrales fotovoltaicas a 4.000», advierte el presidente de la Associació de Producció Agrària Ecològica de Mallorca (APAEMA), Miquel Coll. Un precio que supone un incremento de la renta en un 2.000%; es decir, el alquiler se ha multiplicado casi de golpe por 20. La consecuencia de esta subida tan desorbitada es fácil de deducir: la expulsión de los payeses de varias decenas de fincas fértiles que llevaban años cultivando. Los dueños de las tierras, sobre todo si no mantienen vínculos con el mundo del campo, ven una mayor rentabilidad económica si las alquilan a estas empresas que ya han presentado al Govern para su tramitación unos sesenta y cinco proyectos de parques solaresque ocuparían unos seis kilómetros cuadrados de tierra cultivable en Mallorca. No es poca cosa.

Especulación

«Aquí hay un tema especulativo también. Hay propietarios que buscan al mejor postor y tienen ofertas de varias empresas a la vez y actúan como en una subasta, diciendo que una le ofrece tanto por la finca para que otra le suba la oferta», comenta.

Miquel Coll, presidente de APAEMA.

Sin embargo, no son únicamente algunos propietarios los que ponen en práctica este ejercicio especulativo, sino que también lo hacen las propias promotoras, detrás de las cuales hay fondos de inversión. La prueba está en algunas publicaciones que ha rastreado este diario en la web milanuncios.com. «Se buscan terrenos en Inca, Santa Maria, Consell y Manacor. Si dispone de un terreno rústico y quiere sacarle el máximo partido multiplicando su rentabilidad, no busque más, envíe polígono, parcela y localidad, y en menos de 24 horas sabrá si su finca cumple con los requisitos. Si ya tiene una propuesta de precio por hectárea, nosotros se la mejoramos», reza el texto con persuasión. 

Anuncio en milanuncios.com de solares para placas solares.

Para la instalación de parques fotovoltaicos en suelo rústico de Mallorca -en este tipo de parcelas la rentabilidad es más fácil y rápida-, hay un modelo que se repite con cierta frecuencia. «Fondos de inversión montan una empresa o sociedad vehicular con sede en Madrid y ésta es la que lleva a cabo toda la tramitación. Suelen tener un comercial aquí en la isla, un conseguidor que busca terrenos en el mercado que sean aptos; además, trabajan con ingenierías locales. Hay personas del sector agrario de la isla que están firmando los informes agronómicos de estos parques», apunta Coll. La histórica ecologista Margalida Rosselló, activista de Terraferida, explica que parte de este tipo de informes los realiza para las empresas el ingeniero agrónomo Joan Simonet, «tal y como puede consultarse públicamente». Simonet es aparte gerente de Asaja Balears.

Compensaciones agrarias

«Inicialmente las centrales fotovoltaicas que se hacían no tenían que llevar a cabo prácticamente ninguna actuación medioambiental, únicamente plantar algunos árboles, pero en enero la conselleria de Agricultura aprobó que cada proyecto de este tipo si es de más de cuatro hectáreas debe presentar un estudio agronómico y un informe que determine la calidad agraria del suelo», comenta Coll. 

Si ésta es media, deben hacerse compensaciones con cultivos profesionales y de más valor con un margen bruto de explotación similar al ocupado por la instalación energética. «Ahora se están buscando fincas para hacer estas compensaciones agrarias y payeses que puedan hacer estas plantaciones. Menos es nada. Es una medida con la que estamos de acuerdo. Si eran superficies donde se hacía cereal o no se cultivaban y ahora hacen una siembra, eso es positivo. Lo que ahora veremos es qué seguimiento se hace de estos compromisos», alerta Coll. «Porque entre Petra y Manacor hay un parque solar donde teóricamente se ha de hacer un seguimiento y hemos comprobado que la mitad de los árboles ya están muertos. Por eso pedimos que se hagan inspecciones». 

Aval para su desmantelamiento

Hay otra cuestión inquietante en torno a estas impactantes instalaciones que hay que tener bien presente: ¿Qué sucederá cuando en treinta años todas estas placas solares hayan llegado al máximo de su vida útil?

El director general de Energía Pep Malagrava asegura que la obligación del promotor es restaurar el espacio y ocuparse del reciclaje. Sin embargo, Margalida Ramis del GOB cuestiona que, sin la entrega de un aval para ese desmantelamiento posterior, «qué garantías hay de que dejen el espacio restaurado. Incluso hemos visto que el aval no ha sido garantía de nada en el caso de algunas canteras», denuncia. Esta preocupación se debe sobre todo a que gran parte de las promotoras de estos megaparques son fondos de inversión, «no son empresas de aquí, nadie sabe bien quiénes son e incluso hemos visto que durante la tramitación de los parques van cambiando de nombre. Es imposible tener un control sobre ellas», denuncia la portavoz del GOB, quien reconoce que se tuvo que obligar a estas sociedades a entregar un aval por megavatio y a demostrar que tenían garantizada la red porque cuando se empezó con lo de las renovables iniciaban la tramitación de estos parques «sin ni siquiera haber hablado con los propietarios de las fincas. Lo que hacían era mapear las posibilidades y copar el suelo, un proceso claro de especulación».

«Es el mercado el que está planificando nuestras centrales fotovoltaicas», sostienen tanto Ramis como Rosselló. Del mismo modo opinan Bea y Tim, representantes de las plataformas contra los parques de Son Bonet en Marratxí y Son Fuster en Selva, respectivamente, quienes participaron el pasado viernes en una mesa redonda sobre la cuestión organizada por la Assemblea Popular de Son Sardina

Moratoria

Uno de los puntos que exigen entidades ecologistas, agrarias, proteccionistas y vecinales es la necesidad de planificar la implantación de estas energías renovables y por ende de los parques solares «desde el punto de vista energético, territorial, de paisaje y de soberanía alimentaria». Para ellas, esta ordenación transversal no existe a día de hoy y por eso exigen también al Govern una moratoria de estas instalaciones hasta no contar con la hoja de ruta global que guíe las actuaciones. «Dentro de 20 años nos encontraremos de golpe con una eclosión de centrales de este tipo cuya vida útil se irá terminando. ¿Qué haremos entonces, ir construyendo de nuevas en otros sitios? Nada de todo esto está planificado», lamenta Ramis.

Margalida Ramis, en una imagen reciente en el Club Diario de Mallorca. | DM

El director general de Energía rebate asegurando que sí hay una planificación. «De las 500.000 hectáreas que tiene Balears, en unas 200.000 [en la Serra de Tramuntana, en las zonas protegidas de Xarxa Natura 2000 y otras] no se pueden instalar placas. Esto está recogido en el plan director sectorial, que además dice que es elConsell el que debe zonificar dónde sería prioritario instalarlas», apunta. El documento con dicha zonificación que debe ser elaborado por el departamento insular de Territorio no ha sido aprobado todavía en esta legislatura. Sí hay un borrador que recoge un modelo de parques solares más pequeños y repartidos por el territorio para eludir elevados impactos. Para Margalida Rosselló esta planificación no está hecha «porque políticamente no se quiere entrar en disputas con nadie». 

El Govern denegará los parques de Selva y Son Bonet

Malagrava defiende que sí hay un control de lo que se hace, «no autorizamos todos los parques. Anuncio que vamos a denegar el de Selva y el de Son Bonet también lo desestimaremos. Además estas instalaciones deben contar con informes favorables que tienen en cuenta criterios territoriales, ambientales y agrarios», subraya. 

Pep Malagrava durante su participación. | CAIB

Muchos de los grandes parques que se están tramitando en estos momentos -cuando se está pisando el acelerador por las inversiones e instrucciones europeas- están previstos en las grandes fincas y possessions de Mallorca (Son Vivot, Son Fuster, Son Sant Andreu...). «Muchos de ellos han sido declarados por el Govern proyectos industriales estratégicos», apunta Ramis, «por lo que tienen una tramitación más directa y avalada». Muchos de estos procedimientos administrativos no son siempre fáciles de seguir, protesta la también ambientalista. «Por ejemplo, a un vecino afectado y también al GOB le pueden denegar el acceso a los expedientes», indica.

Muchos vecinos se enteran de que instalarán un parque en su zona mucho tiempo después de que se haya iniciado la tramitación. «No hay información, los ayuntamientos tampoco lo comunican. Y éstos también se beneficiarán recaudatoriamente de estos parques solares», advierte la portavoz del GOB, que expone la necesidad de que existan procesos participativos para definir la planificación energética y territorial de la isla.

«Las placas deben ponerse en algún sitio», replica Malagrava. «Porque ponerlas en casa, en polígonos o aparcamientos no es suficiente. Pensamos que si se ponen placas en todas las cubiertas podría llegar a cubrirse el 30% de la demanda. Además vamos a presentar un plan para reducir el consumo de energía en un 50%». El director general aporta otra estimación: «Se precisarían unas 3.500 hectáreas de suelo con placas solares para cubrir la demanda, lo que supone un 0,7% del territorio total de Balears. El 48% de la superficie balear es suelo agrario», especifica.

No hay límite al número de parques

En estos momentos, no hay en Balears ningún límite al número de parques que pueden instalarse en una misma zona. «El límite es la capacidad de acceso a la red, por lo que ésta debe mejorar y las subestaciones han de ganar espacio». 

«Detrás de todo esto hay un debate que se está eludiendo: el del decrecimiento», concluye Ramis.

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