Entrevista | Entrevista

Miquel Coll, presidente de APAEMA: «Hay que hacer una apuesta decidida por la agricultura ecológica»

«La agricultura ecológica cada año va en aumento, podríamos ser referentes pero hace falta una mayor promoción», defiende el máximo responsable de la Associació de la Producció Agrària Ecològica de Mallorca (APAEMA)

Miquel Coll, presidente de APAEMA.

Miquel Coll, presidente de APAEMA. / R.Ferriol

Rosa Ferriol

Rosa Ferriol

'Som el que menjam' es el título de la XVI Diada d’Agricultura Ecològica que este domingo llenará las calles de Porreres de productos ecológicos con la presencia de unos 70 productores de Mallorca, Menorca e Ibiza.

La temática de esta diada pone el foco en los impactos en la salud... 

La salud es una temática recurrente pero queremos que la gente tome conciencia de cómo afecta la alimentación a la salud. Es una diada festiva que también sirve para que los distintos productores puedan exponer sus productos y que los consumidores los puedan conocer de primera mano.

¿La dieta es crucial?

Hay estudios que ponen de manifiesto la importancia de la dieta. Además hay que tener en cuenta los efectos del cambio climático. El 80% de las emisiones es por producir alimentación animal. La evolución respecto a los años 60 ha sido muy grande. Ha habido un aumento muy grande del consumo de productos de origen animal, tanto de carne como de embutidos, leche, quesos… Vemos que deberíamos volver a una dieta más mediterránea. Hay estudios que apuntan la necesidad de regresar a una dieta más parecida a la de nuestros abuelos con un consumo más moderado de alimentos de origen animal apostando más por las legumbres, que es un producto que se ha abandonado en nuestras cocinas. También debemos recuperar el cocinar en casa, es muy importante porque se pueden preparar platos más elaborados. Aunque muchos digan que no tienen tiempo, es más una cuestión de organización. Hay que tomar conciencia de lo que decía Hipócrates que el alimento sea tu medicina. Es necesario recuperar una dieta con más presencia de productos del huerto como verduras, frutas o legumbres y reducir las comidas procesadas y el consumo de azúcares. Es hacia donde debemos ir.

 La agricultura ecológica en Balears sigue un proceso de escalada...

Ahora estamos en el 17,15%. La superficie agraria útil dedicada a la agricultura ecológica cada año va aumentando. Es un crecimiento constante. De cada vez hay más payeses que apuestan por lo ecológico y el crecimiento es sostenido. Lo que pasa es que si queremos cumplir los objetivos fijados por Europa de que la agricultura ecológica debe llegar al 25% en 2030 y al 50% en 2050, nos hace falta en las islas una apuesta más decidida por parte de la administración hacia la agricultura ecológica y que se tenga en cuenta a la hora de elaborar las convocatorias de ayudas y que tenga una mayor promoción.

¿Es viable cumplir los objetivos fijados?

Cumplir los objetivos es viable pero debe haber un poco más de impulso para que se acelere porque pensamos que no basta. Los ritmos que ha marcado Europa son perfectamente asumibles pero teniendo en cuenta que somos una isla, un espacio limitado, podríamos ser referentes en este tema y para serlo hay que hacer una apuesta más decidida.

¿Qué hace falta para poder hablar de soberanía alimentaria en Balears?

Reducir población [risas]. Es así. España a nivel estatal tiene externalizadas ahora mismo seis millones de hectáreas que es la mitad de la superficie agrícola cultivada. España ahora mismo necesita un 50% más de su superficie en otros países para toda la producción alimentaria que necesita. Eso no es sostenible. En Mallorca no tenemos datos concretos pero probablemente sea más exagerado, sobre todo , por el componente de tener más densidad de población y por la población flotante que sufrimos a raíz del modelo económico que tenemos. Hablar de soberanía alimentaria es muy complicado si además en foravila le metemos presiones externas como la inmobiliaria. El hecho de que se pueda construir en suelo rústico es una excepción en Europa y en España. Eso distorsiona los precios de la tierra y distorsiona la posibilidad del acceso a la tierra para poder llevar a cabo la actividad agearia y genera un problema muy grave si queremos que tengamos un sector vivo y con posibilidades de competir con las producciones de fuera. Y ahora también hemos añadido la competencia de los megaparques fotovoltaicos. Es otra presión que nos está complicando la actividad agraria en foravila.

Suscríbete para seguir leyendo