BOULEVARD
Okupas de lujo extranjeros pagan el primer mes de alquiler y nada más
Prohens nombra a su marido futuro alcalde de Palma por sus grandes méritos, el resto de candidatos del PP están casados con personas absolutamente incapacitadas para figurar en las listas
Juan Carlos I fue condenado por Felipe VI a no volver a ver Mallorca en vida, una pena atenuada al recordar que se trata de la isla en su estado actual. Siguiendo con los grandes pícaros, la saña de la derecha contra los okupas se basa en que son seres humanos jóvenes, mal vestidos y peor tatuados, con un aspecto deplorable. ¿Qué ocurre cuando se presentan con porte aristocrático, pasaporte europeo y casi un monóculo? Más de un terrateniente mallorquín ha sido estafado por estos inquilinos tan aparentes.
Piense en un alemán, perdón, en un centroeuropeo elegante que localiza una propiedad paradisiaca en núcleos como Deià o la costa meridional de Mallorca. Se presenta ante el propietario local con maneras aristocráticas y un discreto exhibicionismo económico. Se enamora de la propiedad que desea arrendar, es el inquilino ideal. Paga sin rechistar las arras y el primer mes de alquiler. Será el único dinero que verán los dueños de la casa.
Los okupas de lujo extranjeros efectúan el desembolso inicial y nada más. Aquel personaje educado y dispuesto a gastar una fortuna por alquilar un pedazo de paraíso, se transforma en un tirano que se adueña de una propiedad que no tiene ninguna intención de pagar. Comienza así el calvario de los terratenientes, a quienes en ningún caso vamos a patrocinar, estamos demasiado acostumbrados a denunciantes que son peores que los denunciados.
Mientras se tramita en los juzgados el desahucio de alto standing, el usurpador con acento centroeuropeo disfruta de unos meses de vida a todo tren. Si el propietario enfurecido se atreve a reprocharle su comportamiento, recibirá una denuncia por lo penal, ni hablar de cortarle el suministro eléctrico. Conocen sus derechos, y que la servicial Mallorca se postra ante los extranjeros.
Okupa de lujo es una bonita forma de vida, pero obliga a cambios periódicos de domicilio. Con suerte, en un año se estrechará el cerco contra el inquilino gratuito. En el último instante, el estafador desaparecerá de Mallorca, sin que nadie pueda perseguirlo como ocurre con los cientos de coches con matrícula extranjera que circulan a su alrededor a velocidad excesiva. La estirpe de los sinvergüenzas centroeuropeos es una importación de Cataluña, como tantas maldiciones. Se ensayó con éxito en chalets de la Costa Brava, antes de trasladarla a propiedades también ostentosas de la Mallorca más cotizada.
Vamos con la Familia Real mallorquina, esperemos que mejor avenida que la original. Recuerden dónde leyeron antes que «después de los Palomino del PSOE, llegan los Prohens del PP». Tiene gracia que la única acusación consistente de los populares en ocho años de oposición sea el nepotismo enquistado en la conselleria de Salud. A continuación, Marga Prohens nombra número dos de Cort a su actual esposo. Hasta Gabriel Cañellas se llevó literalmente las manos a la cabeza al leer la noticia en este diario.
Nos sentimos obligados a corregir esta distorsión colectiva. En la breve carrera que la mantiene como una absoluta desconocida frente al noventa por ciento de identificación de Francina Armengol, la candidata popular acusó de nepotismo a Patricia Gómez, a Pablo Iglesias y a Palomino, con el lenguaje racial de Vox. Es imposible que la aspirante al Consolat tropezara con la misma piedra. Por tanto, si Prohens nombra a su marido futuro alcalde de Palma es por sus grandes méritos, lo cual implica que los restantes candidatos del PP están casados con personas absolutamente incapacitadas para incorporarse a las listas. Jaime Martínez puede liar el petate y consolarse mutuamente con Núria Riera, que ya le había tomado medidas al sillón de Vicenç Thomàs en la presidencia del Parlament, antes de ser desterrada a la lista basura del PP al Consell.
Me sumo al escándalo de la comunidad artística propiciado por la AAVIB, que no sé en qué consiste, al bautizar la escultura de la imagen que hoy nos ilustra y que ha sido donada a Cort como Cuatro vigas y una piedra. El título correcto es Una piedra y cuatro vigas, que en ningún caso me parece más ofensivo que la denominación original de Irrupción primitiva. Y abogamos para que esta chef d’oeuvre se incorpore a los fondos artísticos de la Playa de Palma, a la mayor brevedad y profundidad posibles.
Reflexión dominical regimentada: «Si a Laporta le dieran a elegir, recuperaría a Negreira antes que a Messi».
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